
Cuando termina la Edad Media y se comienza a plantear lo que va a ser conocido como
la Edad Moderna, hay un período de transición de aproximadamente 300 años, lo que
conocemos como Humanismo Renacentista.
El Humanismo Renacentista tiene determinadas coordenadas para que pueda ser
entendido, entre ellos, en el Humanismo Renacentista trata de ubicar al ser humano en
el universo, y se enmarca en la transición entre la escolástica y la modernidad.
Y entre las características que plantean se pueden mostrar en cinco puntos que son los
más característicos: el primero, es el antropocentrismo, en el cual el hombre tiene
capacidad creativa y tiene lo que se llama dignidad; el segundo, es la recuperación de
los textos clásicos, entre ellos, los Esbozos Pirrónicos de Sexto Empírico; el tercero, es
el plan de educación que plantea; el cuarto (relacionado con los dos anteriores) es la
crítica a la escolástica; y, el quinto, es la exaltación de la razón y la elocuencia,
planteado como progreso.
En este período se enmarca la obra de Giovanni Pico Della Mirandola Discurso sobre la
dignidad del hombre, de lo que se conserva solo este texto que es una introducción a
una serie de tesis que fueron prohibidas por la Iglesia Católica.
Esta obra lo que muestra es la transición que data entre la Edad Media, donde hay una
visión teocéntrica, donde a partir de un ser suprarreal se produce la creación del mundo
real, hacia la modernidad donde se encuentra como problema principal el sujeto
cogitante.
Giovanni Pico Della Mirandola, en este texto, establece una escala ontológica, donde el
punto más alto se encuentra Dios, luego se encuentran las criaturas angélicas, de las
cuales se encuentran tres tipos: en primer lugar, se encuentran los Serafines, que se
encargan de ejercer el papel de la religión, son los que muestran la teología; en segundo
lugar, se encuentran los Querubines, que su función es que a través de la teología se
muestre la inteligencia, desarrollando la dialéctica (que es usada como sinónimo de la
Filosofía natural); y, en tercer lugar, se encuentran los Tronos que en su rol de
ejercitadores de la filosofía, ejecutan los juicios a través de la filosofía moral (lo que
hoy entendemos como ética).
Luego siguen los astros, y, esta escala ontológica, termina con la creación de la tierra
donde hay, en primer lugar, bestias, en segundo lugar, plantas, y, por último, se
encuentran las piedras.
En esta escala ontológica la pregunta clave que surge realizar es que lugar ocupa el
hombre, debido a que no lo nombra con un lugar específico en ningún lugar.
Para Pico Della Mirandola el hombre es una creación con un perfil indeterminado, y
brinda tres claves hermenéuticas para poder entender esta posición: la primera, es que
existe la dignidad humana, mediante la cual el hombre tiene la capacidad de
autodeterminarse, la segunda, es que también que tiene la libertad individual, mediante
la cual el hombre tiene potencialidad, mediante la cual el hombre tiene la capacidad de
mutar como un camaleón.
También este texto muestra todas las corrientes precedentes sintetizadas, esto es lo que
se conoce como sincretismo, de hecho el texto afirma: “hemos logrado sintetizar a
Platón con Aristóteles”.
Para poder entender esta posición del hombre, Pico Della Mirandola plantea que a partir
del sistema de Empédocles (filósofo presocrático, que establece el esfero mediante el
cual se encuentran dos principios: el amor, que surge de la mezcla de los cuatro
elementos, y, el odio, que surge de la separación de los cuatro elementos), hacia el libro
de Job, que plantea la teología.
El hombre al ser como un camaleón, que es creado por un “arquitecto”, una persona
superior con los planos eidéticos en sí mismo. Este “hombre” como creatura especial
tiene características especiales, la primera de ellas, es que posee el libre albedrío, que se
manifiesta en la dignidad, para lo cual, es necesario que ejercite la responsabilidad; en
segundo lugar, este hombre es el último de los seres creados, por lo que no se encuentra
arquetipo, no tiene un sitio específico, y no tiene un tesoro, por lo que tiene relación con
la inespecificidad de un lugar en esta escala ontológica establecida y estudiada; y, por
último, este hombre tiene una relación entre el microcosmos y el macrocosmos (es
decir, la relación entre el interior y el exterior del hombre), que se manifiesta en los
seres entre la síntesis de los arquetipos de los demás seres.
También el hombre como conocimiento, tiene una magia, que se puede entender de
manera positiva, que es la operación sobre el mundo; pero, también puede entender una
magia negativa, es la magia inútil.
El hombre tiene la capacidad de ascender y/o descender, si asciende lo realiza hacia las
cosas astrales, y, también pueden descender hacia las cosas terrenales, y el método que
plantea este autor, es el método de las escalas de Jacob, basado en el pasaje de Génesis.
El hombre puede producir el ascenso mediante cinco pasos, el primero, es la
purificación moral, el segundo consiste en la disciplina dialéctica, estos dos enmarcados
en un primer momento, el cual llama Purgatio; el tercero es la filosofía natural; el cuarto
consiste en la teología, y, están enmarcados en un segundo momento llamado
Intellectio; y, por último, el quinto paso, que consiste en la Unión Mísitica, que se
enmarca en un tercer momento llamado la Perfectio.
En este proceso de ascenso, según Pico Della Mirandola, los primeros cuatro pasos son
racionales, debido a que se ejercitan con el pensamiento y el buen uso del libro albedrío;
en cambio, el último es no racional o místico.
A partir del estudio de este autor, en un texto de 1486, se muestra que hay un cambio de
época, una explicación distinta, que va a determinar todo el proceso de producción
intelectual y filosófica de la Edad Moderna, que es el sujeto como centro del mundo,
donde muestra que ya no hay tal pretensión de dependencia con un ser suparreal como
el Dios establecido como objeto especulativo en la Edad Media.
La antropología del ser humano en la obra de Pico Della Mirandola se manifiesta como
una carácter “milagroso”, y es una condición excepcional del ser humano, y que si bien
en su creación hay una inespecifidad, también hay un creador (similar a un arquitecto)
que se rige por un plan, por un diseño y por un orden.
Este hombre tiene un doble carácter: por un lado, tiene en sí mismo, la parte celeste o
inteligible, que es la superior, o más precisamente, la celestial; y, por otro lado, la
terrenal o sensible, o sea la inferior, o más precisamente la terrenal.
En este proceso de ejercicio para producir el ascenso existen tres decisiones importantes
que se deben tener presentes: la primera, es que el hombre, es la síntesis de arquetipos
de los demás seres; la segunda, el hombre encuentra diversas configuraciones
ontológicas; y, por último, es que el hombre va a realizar un mero ejercicio de su
libertad.
Esta obra es importante en el Humanismo Renacentista debido a que ya se encuentra el
cambio de época para poder establecer una nueva perspectiva de estudio, a partir del
desocultamiento de obras clásicas y del desembarazamiento del Dios medieval, aunque
la creación se aproxime a la línea judeocristiana y el cual es acorde a la sabiduría.