Uno de los grandes temas de los cuales se ha ocupado la filosofía es la cuestión de la
muerte, una de las cuestiones que enfrenta a los seres vivientes a su finitud, y, los únicos que tienen conciencia de esta finitud, son los seres humanos, que tienen conciencia de esta característica de la vida, por la racionalidad que poseen, y para olvidarse de esta sensación de lo que se puede ver como un fracaso en este exitismo de la vida, se inventa proyectos.
Uno de los grandes textos que se han ocupado de este tema es un diálogo de Platón que es Fedon o de la inmortalidad del alma, este texto se encuentra ambientado cuando Sócrates está encarcelado antes de tomar la cicuta y decide hablar con sus discípulos y con su familia para poder consolarlos por la decisión y la acción de mantenerse fiel a lo que se ha dictaminado.
Este diálogo consta de cuatro argumentos, mediante los cuales Sócrates esta intentando convencer a su círculo íntimo de que existe la inmortalidad del alma, y que es necesario ver como poder vivir esta experiencia.
Sócrates tiene una idea bastante fija en la cabeza como que el cuerpo es la cárcel del alma, es decir, que el alma se encarna en un cuerpo y una vez que el cuerpo muere, el alma se libera de esa prisión.
También Sócrates plantea que la filosofía es un ejercicio para la muerte, y que este ejercicio se debe realizar respetando las leyes que se imponen y los castigos que debe sufrir un condenado, y no caer en la tentación de suicidarse.
Sócrates presenta cuatro argumentos para poder explicar a sus discípulos que el alma es inmortalidad, y sus interlocutores en esta oportunidad son Simmias y Cebes.
El primero de esos argumentos es el argumento de la alternancia, que surge desde la
pregunta de que si se puede una persona sostener de modo racional la doctrina religiosa antigua de la reencarnación, que están una vez acá, y, en el tiempo debido vuelve a estar en él, y da pie a proponer una norma general: los contrarios se originan de los contrarios, y propone varios ejemplos, hasta llegar a la pareja vivo y muerto, y lo compara con el estado
de la vigilia y el sueño, y lo muestra diciendo que el proceso de pasar de la vida a la muerte es tan familiar como dormirse, y se pregunta si lo vivo procede de los muerto, y si esto sucediera de esta manera, y si esto sucediera así, es decir, que lo vivo procede de lo muerto como lo muerto a lo vivo, lo muerto tiene que continuar existiendo mientras tanto.
El segundo de los argumentos es el argumento de la anamnesis, que surge a partir de que Cebes le plantea a Sócrates que el proceso del aprendizaje consiste realmente en el recuerdo de cosas conocidas anteriormente. Este recordatorio se produce por semejanza aunque con diversas imperfecciones, y se puede conocer la igualdad a partir de los objetos físicos, y la igualdad la conocemos con anterioridad.
Sócrates les dice a sus interlocutores que mezclan ambos argumentos, el primero y el
segundo.
Este argumento no es nuevo ya que se plantea, con diferencias, en el Menón.
Luego plantea un tercer argumento, que tiene que la afinidad entre el alma y las realidades invisibles, y se muestra en la peregrinación del filósofo, y en este argumento se plantea lo que está sujeto a la descomposición y a lo que no está sujeto a la descomposición.
Sócrates plantea con ahínco que la filosofía es un ejercicio para la muerte, donde se marca la independencia ente el alma y el cuerpo, y el rol de la filosofía es acompañar el estar atento a que se le da más importancia, si a lo que es cercano a los placeres o si a lo que es cercano a lo invisible, a lo inteligible.
Luego se le plantean dos objeciones con sus correspondientes respuestas, la de la alma
armonía y la del tejedor de mantos y que si una vez muerto el que produce, lo que se
produce es finito o infinito.
Para completar esta serie de argumentos, se plantea un cuarto argumento, que es el
argumento de argumento de los contrarios, que dos opuestos se aproximan, y cuando se aproxima la muerte es donde se muestre que lo mortal va a perecer y lo inmortal se va y sana al mundo.
Ambos interlocutores se encuentran bastantes satisfechos, pero también observan ciertas falencias en los argumentos, por lo que Sócrates se ve obligado a formular un mito escatológico, un mito que explica lo que acontece en el final.
En este mito se plantea que lo que es inmortal, en este caso, el alma, debe ser educada para poder residir en la eternidad, y que para poder acceder a la eternidad hay determinadas cuestiones que atender y que transitar en diferentes regiones de la tierra.
Cada uno de estos pasos determinan el destino de cada alma, pero creer en el destino de la eternidad, conviene pensarlo para poder atravesar esta aventura de la vida.
También es necesario mostrar que en este diálogo que se encuentra dentro del corpus
platonicum, muestra lo que se cuenta el final de la vida de Sócrates, ante diversos alumnos de lo que se denomina el círculo socrático, que es un círculo heterogéneo, con gente de diversos estratos, de los cuales surgen diversas escuelas, como los megáricos, los cirenaicos, etc.
Pero también existe un corpus de doctrinas no escritas dentro de las filosofías socráticas, que son una serie de diálogos en los cuales se muestra un Sócrates con características más humanas, con muchas más contradicciones, y con necesidades más terrenales y, que, en general, Sócrates no muestra sus enseñanzas a sus discípulos, sino a personas que están afuera del círculo socrático.
Uno de estos diálogos se llama Axíoco, que tiene la misma temática del diálogo Fedon, y también con la misma estructura y con los mismos cuatro tipo de argumentos y con el mismo sistema del mito, pero Sócrates en vez de explicar la inmortalidad del alma a sus discípulos, se lo plantea a un señor muy enfermo que se llama Axíoco.
Este mismo sistema de argumentación, se sostiene en libros sagrados, y para afirmar esto me baso en un libro de una religión protestante que plantea que estas enseñanzas vienen de Platón pero que no se lo debe cargar a Platon con determinadas enseñanzas ya que no escribió los diálogos con esta necesidad de un adoctrinamiento “masivo”.