
La UBA, especialmente la Facultad de Filosofía y Letras, lanzó un comunicado vía mail a todos los actores involucrados en dicha institución, en las diferentes áreas.
Este documento que fue enviado este mes enero de 2025 tiene como título “Sobre la
resolución del Gobierno contra la financiación del sistema científico” en el cual se repudia la decisión de que no haya financiación para la investigación en humanidades.
El texto comienza diciendo que el 7 de enero del corriente la Jefatura de Gabinete de
Ministros del Poder Ejecutivo Nacional dictó la Resolución 10/2025, con el Expediente EX 2024-141960701, donde aclara los diversos decretos en los cuales se basa, creando un nuevo ataque a la investigación científica y la producción de conocimiento.
Este ataque es la consecución del año 2024 en el cual hubo una drástica reducción de
personal y una brutal parálisis presupuestaria en los diversos laboratorios y los diferentes centros de investigación, luego del feroz desaliento que sufrió la dedicación a la ciencia y provocar una gran crisis en el sistema científico argentino, donde los dato estadísticos arrojaron la gran “fuga de cerebros” que provocó el bestial ajuste y la preocupación que generó.
En este contexto, la Secretaría (ex Ministerio) de Ciencia, Tecnología e Innovación ha
quedado autorizada para discontinuar convenios y programas de financiamiento que estén alineados con un supuesto “Plan Estratégico 2024 – 2025”.
Dicha sede de la UBA se denuncia este acto que tiene como fin en sí mismo, que haya un traspaso de diversos tipos de recursos (entre os que podemos citar, recursos humanos, recursos naturales y recursos tecnológicos) del sector público hacia el sector privado, y a numerosas empresas extranjeras y transnacionales.
Si se observa la resolución tiene como contenido central las mismas e idénticas
justificaciones que se han declarado en la campaña presidencial en el 2023 por redes
sociales y en diversos medios periodísticos, produciendo el disfraz de la emergencia en su más repudiable ilegalidad y su más abstrusa política excluyente.
Cabe aclarar que el (supuesto) “Plan Estratégico 2024 – 2025”, no existe, sino que durante todo una año se planteó esta ficción que surgió de un posteo en la red social X que consiste en un hilo que publicó Darío Geuna (@DaríoGeuna es su usuario verificado), donde plantea que el sistema científico – tecnológico no puede pensarse como aislado del país por eso se plantea un Plan de Innovación que abarca la transferencia de los sectores públicos a los privados, que (supuestamente) se apoyará a emprendedores que estén trabajando con tecnologías disruptivas y se “premiaría” la eficiencia e innovación en áreas como la salud, energía, minería, etc.
Se plantea el desarrollo de la IA, la digitalización de diversos trámites y la modernización de aplicaciones como “Mi Argentina” y el Sistema de Gestión Electrónica (SGE), y se plantea la expansión de la conectividad involucrando nuevos actores.
Esto está en consonancia con lo que el actual Presidente Javier Milei dijo en una entrevista con el periodista Jonathan Viale, mientras se divertía tachando partes del Estado que el Conicet, debería ser privado y que debería trabajar para las empresas que estén interesadas en su producción; y, en otra entrevista, si no recuerdo mal que a Alejandro Fantino, que el Conicet solo debe dedicarse a las ciencias duras.
Con todo esto se muestra la estrategia gubernamental, la cual consiste en producir el
desfinanciamiento de las diversas áreas del estado para poder someter la producción del conocimiento a los fines del monopolio del capital intelectual concentrado en pocas manos.
La Facultad de Filosofía y Letras, que dicta diversas carreras en el área de Humanidades y Ciencias Sociales rechazan este tipo de políticas autoritarias de expoliación que provocará niveles, aun más marcados, de desigualdad económica, social y cultural.
También reafirma el compromiso del desarrollo de la investigación científica y el desarrollo de las diversas ciencias en todo el país, y, también sostiene el derecho universal al conocimiento como prioridad.
La Universidad en el mail afirma: “Las humanidades tienen la misión de evitar por todos los medios que la propia humanidad se entregue a una fiesta de autodestrucción. Desde la Facultad de Filosofía y Letras seguiremos apostando por la investigación innovadora en todas las ramas del saber humanístico para cumplir esa misión fundamental que requiere nuestra época”.
En este omento me pregunto Qué estaría pensando Alberdi, padre de una Constitución
Liberal, que en sus Bases plantea el desarrollo y la instrucción de lo público como llevar al progreso a la gente y como prepararla para producir un país desarrollado.
Este personaje histórico que es citado de manera descontextualizada por el Presidente
Javier Milei, y diciendo que “Alberdi es liberal”, como una etiqueta, sin preguntar y sin
leer lo que es ese hermoso libro.
También me pregunto que pensarían diversos autores como Michel Foucault que en Vigilar y Castigar. El nacimiento de la cárcel, plantea que en el centro de la ciudad se encuentra un panóptico que nos observa y nos castiga de acuerdo a los actos que ejecutemos.
Todo este desfinanciamiento tanto de la educación pública como del sistema de
investigación argentino nos quiere situar en el lugar de colonia, pero en el lugar más ínfimo de colonia, donde se debe pensar como se piensa en el país colonizador, se debe estudiar como se estudia en el país colnizador, etc.
El presidente Javier Milei siempre dijo “no vengo a conducir ovejas sino a despertar
leones”, lo que está haciendo en vez despertar leones, está convirtiendo a la Argentina en gatito del pensamiento extranjero, o sea, está destruyendo toda su producción simbólica, para no poder tener más una voz propia.
Como conclusión de todo esto lo que me queda decir es que es una pena que la destrucción científica y educativa del país, se lleve a cabo con tanta energía, ya que por ejemplo, existen diversos textos publicados por docentes de filosofía que se usan para estudiar en el extranjero, como por ejemplo, Metafísica de Aristóteles traducida por Eduardo Sinnott para Editorial Colihue