En los últimos años, la nomofobia, el miedo irracional a estar sin un teléfono móvil, ha emergido como un problema creciente en la sociedad moderna. Este trastorno, cuyo nombre proviene de la expresión inglesa no-mobile-phone phobia, afecta a personas de todas las edades, especialmente a los jóvenes, quienes muestran una dependencia cada vez mayor de sus dispositivos móviles.
Según un estudio reciente realizado por la Universidad de Stanford, se estima que el 70% de los jóvenes de entre 18 y 24 años experimentan síntomas de nomofobia, como ansiedad, irritabilidad y estrés, cuando se ven separados de sus teléfonos móviles. Este fenómeno ha sido exacerbado por la pandemia de COVID-19, durante la cual el uso de dispositivos móviles se incrementó significativamente debido al aislamiento social y al teletrabajo.
La nomofobia no solo afecta el bienestar emocional de los individuos, sino que también tiene repercusiones físicas. Los expertos advierten sobre los riesgos de trastornos del sueño, problemas de visión y dolores musculares debido al uso excesivo de teléfonos móviles. Además, la adicción a los dispositivos puede llevar a un deterioro de las relaciones personales y a una menor productividad en el ámbito laboral.
Ante este preocupante panorama, los profesionales de la salud mental recomiendan tomar medidas preventivas, como establecer límites en el uso del teléfono, fomentar actividades sin tecnología y practicar técnicas de mindfulness para reducir la ansiedad. Asimismo, subrayan la importancia de la educación sobre el uso responsable de la tecnología, especialmente entre los jóvenes, para prevenir la escalada de este trastorno.
La nomofobia, aunque aún no es reconocida oficialmente como una enfermedad por organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una realidad que afecta a millones de personas en todo el mundo. La toma de conciencia y la adopción de hábitos saludables son claves para combatir esta nueva epidemia digital.
Alumno:Valentín Ricci de 6to E.E.S.N° 8