3 Así dice el Señor y Dios al reino de Israel: «La ciudad que salía a la guerra con mil hombres se quedará solo con cien y la que salía con cien se quedará solo con diez». 4 Así dice el Señor a Israel: « ¡Búsquenme y vivirán! (Amós 5:3-4)
Muchos de nosotros, alguna vez en la vida nos preguntamos — ¿quién es Dios?– incluso hasta los más incrédulos tuvieron la curiosidad y la necesidad de saber quién es. La historia está repleta de testimonios que nos dan de cierta manera, una pista particular y parcial. Sin embargo, parece no alcanzar y seguimos buscando, a veces pedimos señales y otras ni siquiera hace falta, pues aquel a quién buscamos, lo encontramos hasta las cosas más simples, hasta en las manifestaciones de la propia naturaleza, y vemos como la vida se abre paso. Tengo muy presente la época de la pandemia, como los animales tomaron las calles cuando el hombre se replegó, como en los canales de Venecia volvieron los peces y, el agua que era turbia, se volvió clara. Hasta la calidad del aire mejoró en todo el mundo –confieso que no tuve fe– siempre creí que nuestro planeta por el tema de la contaminación, iba a tardar mucho más en recuperarse. Quede maravillada, y mi intelecto iluminado una vez más por un principio de Dios, “la existencia de no depende de nosotros, sí nosotros dependemos de la vida”.
Hace unos meses, estuve presenciando la conferencia que dio un colega de Canal Sur (Sevilla- España) José Manuel García Bautista y José David Flores, sobre el misterio de la Sábana Santa de Turín. Cabe resaltar que la Sábana Santa de Turín es uno de los objetos más controvertidos y misteriosos de la historia. Se trata de una tela de lino que mide 4,36 metros de largo y 1,10 metros de ancho, y que se encuentra en la Catedral de San Juan Bautista en Turín, en Italia. En aquella conferencia se tocó el tema de qué revelaba la sábana, y se llegó a la conclusión que: Se distingue (con cierta dificultad) la imagen de un hombre, de frente y de espaldas, completamente desnudo, esta imagen está invertida de derecha a izquierda (la herida del corazón está a la izquierda), se pueden ver perfectamente todos los tormentos sufridos, la sangre (la de los coágulos) procede de la sangre humana, son oscuras y atraviesan la tela; algunas de las manchas, que aún hoy son de color rojo vivo, atestiguan un traumatismo muy violento (emisión de bilirrubina); la nitidez de los coágulos de sangre (que no han llegado al estado de putrefacción) atestigua que la permanencia de la víctima en la Sábana Santa fue de corta duración, no tiene contorno, ni marcas de pincel ni rastros de pigmentos; no es una pintura, sino el resultado de una oxidación ácida deshidratante de las fibras de lino, es similar a un negativo fotográfico, hay rastros de un algodón característico de Oriente Medio, bajo los pies y en la nariz del crucificado, hay restos de aragonito (calcita) existentes en Jerusalén, en sus ojos quedan restos de monedas, como las utilizadas para cerrar los párpados de los muertos, se encontraron restos de mirra y áloe, y muchos datos más, que por una cuestión de espacio no publicaré. Lo que muestra en síntesis la Sábana de Turín son dos cosas fundamentales, la muerte y la resurrección, o sea la vida después de la vida.
Volviendo a la pregunta inicial, ¿Quién es Dios? El Señor Jesús dijo, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6).