

La economía doméstica argentina atraviesa un momento crítico. Según el último informe del Banco Central (BCRA), la morosidad de las familias alcanzó un récord histórico del 6,6%, impulsada por el uso excesivo de tarjetas de crédito, refinanciamientos y salarios que no logran cubrir las necesidades básicas.
Se trata del décimo mes consecutivo de aumento, un signo claro del deterioro sostenido de la capacidad de pago de los hogares. El nivel actual supera los registros de 2010 y marca un punto de inflexión en la crisis de endeudamiento.
Aunque las familias lideran el índice de irregularidad, el sector empresarial tampoco escapa al problema: su morosidad trepó al 1,4%, el nivel más alto desde comienzos de 2024. En conjunto, los créditos irregulares —entre individuos y compañías— alcanzan el 3,7% del total, medio punto más que en julio.
El principal motor de esta espiral son los refinanciamientos rotativos de tarjetas de crédito, mecanismo al que millones de argentinos recurren para llegar a fin de mes.
El economista Germán Romero, director del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE), advirtió en diálogo con Radio 750:
“Hay un 9% de estas deudas que son refinanciamiento de tarjeta de crédito, un espiral de endeudamiento. La gente se endeuda para seguir comiendo.”
De acuerdo con los datos del IETSE, solo el 22% de los deudores está al día, mientras que el 46% presenta mora simple y el 33% ya se encuentra en instancia judicial. Más del 70% de las deudas actuales se contrajeron durante 2024, en un contexto de inflación persistente y pérdida del poder adquisitivo.
Romero subrayó un dato preocupante: los sectores medios, históricamente fuera de los márgenes de la pobreza, son los que hoy más sufren.
“La gente que era de clase media pasó a la pobreza, y no está en el radar del Estado para poder ser asistida”, explicó.
