

Este viernes 10 de octubre a las 21 horas, la Biblioteca José Ingenieros de la ciudad de 9 de Julio abrirá sus puertas para recibir una nueva propuesta teatral: “El silencio de las tortugas”, el unipersonal protagonizado por Sandra Brance y dirigido por Gustavo Delfino.
Las entradas pueden adquirirse a través de Alternativa Teatral o el mismo viernes desde las 20 horas en la biblioteca.
La obra, que combina humor, ternura y reflexión, nace —según contó Brance— del deseo compartido con su director de “hacer algo para hacer reír al público”. Sin embargo, detrás de esa intención hay una trama que aborda la desvalorización personal, el peso de la indiferencia y las distintas formas del amor.
“Al principio el público se encuentra con una mujer frente a la tumba de su difunto esposo, y no sabe si reír o no”, comenta la actriz. “Pero hay signos desde la puesta escénica que invitan a la risa. A veces el público se aguanta, no se anima a soltar la primera carcajada. El teatro es para eso: para sentir, reír o llorar, identificarse y pasarla bien”.
Brance destaca el rol del humor incluso en los momentos más intensos: “Tiene partes emotivas, claro, pero mi estilo hace que te rías hasta en las más dramáticas, eso descomprime. Me gusta hacer cómplice al público, improvisar, y tengo la suerte de trabajar con un director que lo permite”.
Su recorrido teatral comenzó en el grupo comunitario Cruzavías, donde actuó durante cinco años. Desde 2011 trabaja junto a Delfino, con quien ha participado en varios festivales y recibió el premio a mejor actriz zonal en 2015 por La edad de la ciruela y Villa Ceferino —esta última escrita por ella misma— y en 2016 por El nombre.
Tras un accidente en junio de 2023 que la mantuvo alejada de los escenarios durante un año, Brance volvió a actuar en noviembre de 2024, recuperada y con nuevos proyectos. “Había quedado con el alma media rota, sin ánimo para actuar… pero el director insistió —ríe— y acá estoy, feliz de volver”.
Hoy combina dos propuestas: La fiesta del Fiambrín, dirigida por Luna Cano y Gustavo Delfino, y este unipersonal que, con su título curioso y su mirada sensible, promete una noche de risa, emoción y complicidad con el público en la cálida sala de la José Ingenieros.
