

En los mapas satelitales y los registros oficiales, la Provincia de Buenos Aires muestra un cuadro cada vez más alarmante: millones de hectáreas anegadas, suelos saturados, caminos rurales cortados y distritos que apenas mantienen secas sus cabeceras. Según un informe de CARBAP con datos de principios de septiembre, más de dos millones de hectáreas se encuentran bajo agua o en estado de grave anegamiento, y considerando las superficies con falta de piso o acceso, la zona afectada para producción superaría los tres millones de hectáreas.
Este panorama no es reciente. Desde hace semanas, entidades agropecuarias y productores advierten que las lluvias intensas —sumadas a un mantenimiento deficiente de canales y obras hidráulicas postergadas— han deteriorado la capacidad de drenaje regional. En distritos como 9 de Julio, Lincoln, Bolívar o 25 de Mayo, el agua ha avanzado sobre campos enteros, interrumpido caminos y dejado a muchas familias aisladas o con imposibilidad de movilizar sus producciones.
En ese contexto, la senadora provincial Eugenia Gil se pronunció con vehemencia. “La situación hídrica de la Provincia de Buenos Aires no reconoce de posicionamientos ideológicos”, declaró en un comunicado reciente, en el que enfatizó la urgencia de las intervenciones.
Gil aseguró que “Nación ha recibido importantes aportes para continuar las obras del Salado. Es urgente. Más de 80 mil hectáreas afectadas, los distritos tienen suelos saturados, caminos rurales cortados, falta de infraestructura vial provincial, y hoy solo están a salvo las cabeceras de los distritos. La región está en estado de alerta. ¿Qué más hay que esperar?”
La legisladora remarcó que ya presentó un proyecto para declarar la emergencia hídrica en 2024, con el fin de dotar a los municipios de herramientas para paliar daños inmediatos. “Seguiremos insistiendo”, concluyó
Recordemos que un grupo de intendentes bonaerenses de distintos signos políticos se unió al reclamo, siguiendo la lógica que planteo Gil. En una convocatoria conjunta, llevaron sus pedidos ante la Autoridad del Agua provincial, reclamando obras de drenaje, limpieza de canales y asistencia inmediata para municipios afectados. En ese encuentro participaron Sergio Barenghi (Bragado), María José Gentile (Nueve de Julio), Ramiro Egüen (25 de Mayo), entre otros.
La tensión política se mezcla con la urgencia productiva: para quienes viven del campo, cada día de demora en intervenir puede implicar pérdidas irreparables. Pero para muchos distritos rurales, la crisis es social antes que productiva: las escuelas no pueden operar, los caminos no permiten el paso ni de ambulancias, y vecinos quedan aislados ante nuevas lluvias.
Quienes conocen la historia saben que el Río Salado ya fue objeto de planes maestros y promesas incumplidas. Hoy, cuando el agua avanza, esas postergaciones aparecen como negligencias de fondo.
