

La relación entre el gobierno nacional y el campo volvió a tensarse. La decisión de Javier Milei de reinstaurar las retenciones a la exportación de granos, luego de haberlas reducido a cero por un lapso fugaz, desató un fuerte malestar en la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP).
El organismo, que reúne a 114 asociaciones rurales de la región, expresó su “profunda disconformidad” y lanzó duras críticas contra la medida, a la que definió como “un gran negocio para los mismos de siempre”.
En un comunicado, la entidad remarcó que la breve vigencia de las alícuotas cero “no generó ningún beneficio para los productores”, sino que consolidó las ganancias de un reducido grupo de exportadores.
El presidente de CARBAP, Ignacio Kovarsky, ya había advertido en el inicio de la medida que la eliminación de retenciones era “positiva, pero temporaria”, y que respondía más a la urgencia del gobierno de acumular dólares que a un incentivo genuino para producir más.
Con el retroceso en marcha, la entidad ruralista señaló que “llevar a cero los derechos de exportación por un período tan breve, medida claramente coyuntural, no benefició a los productores”, sino que favoreció a los intermediarios.
“El campo necesita reglas claras, previsibles y duraderas, no parches coyunturales”, sostuvieron los ruralistas. Para CARBAP, la eliminación definitiva de las retenciones debe seguir siendo el horizonte, pero bajo un esquema planificado, serio y con los productores en la mesa de discusión.
La queja no es solo económica: detrás late la sensación de haber sido utilizados en un juego político y financiero que no les dejó rédito alguno.
Una vez más, el campo bonaerense queda en pie de guerra, exigiendo que el Gobierno defina políticas que dejen de lado la improvisación y construyan un marco de previsibilidad real.
