

La tranquilidad aparente de la Unidad Penal N° 13 de Junín quedó sacudida tras la denuncia pública de la Oficial Adjutor Jennifer Natasha Barrera, quien expuso en redes sociales un cuadro de maltrato, acoso laboral, humillaciones y violencia de género que, según relató, sufre desde hace más de un mes a manos de algunos superiores dentro del establecimiento emplazado en Ruta 188 y Pastor Baumann.
En un video que difundió en su cuenta de Instagram, Barrera aseguró estar “cansada” y decidió hacer público lo que vive “para que nadie más tenga que pasar por lo mismo”. La oficial apuntó directamente contra su jefe de la sección Talleres y la jefa de Mantenimiento, a quienes responsabilizó de vejámenes y abusos reiterados.
“Me veo vulnerada, pisoteada en mi dignidad. Esto afecta mi salud mental, es una situación que me está desbordando. Quien debería acompañarte y defenderte no lo hace, y te das cuenta que estás solo”, expresó con firmeza.
La oficial, con varios años de servicio, remarcó que nunca tuvo sanciones ni antecedentes negativos y afirmó contar con pruebas contundentes: mensajes, grabaciones, llamadas y documentos que respaldan sus dichos.
Además, cuestionó el silencio y la inacción de las autoridades penitenciarias:
“Acabo de pedir un informe y no me lo brindan. Todo se tapa. Mi jefe, lejos de ayudar, se reía de la situación. Tengo pruebas y voy a llegar hasta las últimas consecuencias”.
En otro tramo de su relato, Barrera denunció descalificaciones sobre su cuerpo y su rol profesional, incluyendo comentarios sexistas y degradantes: “Me decían que era una adjutora de mierda, que no era inteligente, que debía escuchar y que no me encamaba con jefes”. También dejó entrever que existen irregularidades dentro del penal para otorgar favores o beneficios a quienes acceden a determinados pedidos de superiores.
Con la voz quebrada, pero firme, cerró su denuncia con una promesa:
“No me importa lo que ocurra luego de este video. Voy a ir hasta las últimas consecuencias. Conmigo se equivocaron, voy a llegar hasta donde tenga que llegar”.
El testimonio de Barrera abre un nuevo frente en el Servicio Penitenciario Bonaerense, ya cuestionado por prácticas de abuso de poder, encubrimiento y falta de controles internos. El caso ya genera conmoción en Junín y se espera que organismos provinciales intervengan para esclarecer las denuncias y garantizar que la oficial no sufra represalias.
