

La Universidad de Buenos Aires luego del veto que el presidente Javier Milei profirió la semana pasada, volvió a la Cámara de Diputados, ayer miércoles 17/9, y desde la
UBA y todas las universidades nacionales tuvieron un día de manifestación y de lucha.
La Facultad de Filosofía y Letras (y todas las sedes de la UBA) permaneció cerrada, y se marchó a partir de las 17 hs., hacia el Congreso de la Nación, y se planeo una
vigilia, en la Plaza de los dos Congresos, para pedirle a todos los diputados que representan los intereses del pueblo, que voten en contra del veto presidencial que ajusta
aun más el presupuesto de la educación universitaria, pública, gratuita y de calidad.
Esta ley tenia una necesidad de que se apruebe, porque está en riesgo la existencia de la Universidad como se la conoce actualmente, es decir, que este veto a la ley pone a la Universidad de Buenos Aires (y a todas las universidades nacionales) en funcionamiento crítico ya que la partida para gastos de funcionamiento fue actualizada
solo un cuarto de lo que fue la inflación en el último año y medio.
En sintonía con esta disponibilidad económica, se puede ver que la UBA tiene una baja de matrícula importante, y, también, la Facultad de Filosofía y Letras, que luego de la pandemia, inauguró un edificio sobre la calle Bonifacio, no puede sostener el gasto de todas las aulas, por lo que muchos seminarios y los idiomas modernos se dictan via
plataformas virtuales (zoom, teams, meet, etc.) generando la dificultad de que la cursada sea lo más satisfactoria posible.
Todas la Educación Superior pública enfrenta un ajuste presupuestario muy cruento y que no tiene precedentes, y como la inflación acumulada ronda el 250%, los salarios
docentes y no docentes perdieron alrededor del 50% de su poder adquisitivo.
Con este ajuste y sumado este veto a una ley promulgada de manera democrática, impide que se sostenga el funcionamiento más básico de la universidad, que se lo puede
dividir en tres áreas esenciales, las cuales son, en primer lugar, la docencia; en segundo lugar, la investigación; y, en tercer lugar, la extensión.
Estas tres áreas, son áreas que tienen que funcionar de manera imperiosa, y, también la necesidad de recomponer los salarios docentes con urgencia, se puede decir, que un ayudante de primera solo gana $250.000, y debe tener además de estas horas de enseñanzas deben completar con horas en secundarios y terciarios, y, si están
transitando su camino en el doctorado se le hace imposible el sostenimiento debido a que las becas doctorales fueron anuladas.
En todo este ajuste y toda esta opresión económica que deja a la educación superior pública, gratuita y de calidad, en una situación crítica, y lo único que se vislumbra es
que está en riesgo la excelencia académica que tantas satisfacciones dio a la Argentina, y el orgullo de llevar esta educación, que desde la Reforma Universitaria de 1918 tantas historias de superación y ascenso social han brindado.
De la Universidad Pública salieron cinco premios nobeles: en 1936, Carlos Saavedra Lamas (paz); en 1947, Bernardo Houssay (Medicina); en 1970, Luis Federico Leloir(Química); en 1980, Adolfo Perez Esquivel (Paz); y, en 1984, Cesar Milstein (Medicina).
Además de poder garantizar que la educación sea impartida con la calidad que tiene desde siempre, y, también, se busca recomponer los sueldos por inflación, y, se le suman los gastos de funcionamiento en relación a la inflación 2024 y 2025. Además, garantiza un piso de educación superior, que solo tiene un costo fiscal que alcanza solo el 0,12% del PBI en 2025.
Comparando los presupuestos de Universidades latinoamericanas, la inversión por estudiante es muy significativa, ya que, en la UBA, el gasto de U$S 1485; la UNAM
(México) es de U$S 8180, y, la Universidad de San Pablo (Brasil) U$S 17.942, y, aun así con esta diferencia significativa la UBA es la universidad mejor posicionada en
Latinoamérica, según el ranking QS Global, y muestra que contiene una excelencia académica y la eficacia de la gestión de los recursos.
la marcha en contra del veto no es contra nadie, sino que es, para todos, y por el futuro que nos depara. Por eso, es necesario cuidar lo que funciona, es cuidar la educación pública superior, gratuita y de calidad, y cuidemos la UBA, y las áreas públicas atacadas.
