
Otra vez Malena Pichot con el dedito levantado, cual maestra ciruela del progresismo. Esta vez le tocó a Virginia Gallardo, la correntina que se metió de candidata de La Libertad Avanza. Y como a Pichot le encanta repartir certificados de “mujer válida”, salió a decir que Gallardo no puede, que es “una bailarina”.
¡Mirá qué casualidad! Cuando la mujer piensa distinto, Pichot deja de lado eso de “somos todas hermanas” y saca la lapicera roja para tacharla del cuaderno. Feminismo selectivo, feminismo de kiosco. Lo mismo que cuando te quería convencer de que si te atendía un ginecólogo hombre eras poco menos que una traidora de género. Una especie de manual de pavadas, capítulo tras capítulo.La historia ya lo decía con otras palabras: “La emancipación de la mujer será verdadera cuando no se exija explicaciones por el camino que eligió recorrer”. Y también: “Quien predica libertad solo para las suyas, no predica libertad: predica dogma”.
Entonces pregunta, indignada: “¿Qué hiciste, Gallardo?”. Y bueno, Malena, la mina se puso en política, se expone, se la juega. Ahora la pregunta del millón es: ¿Y vos qué hiciste, Pichot?. Además de vivir del stand up de la queja eterna y de venderte como la guardiana del feminismo nacional.
Lo que jode es la incoherencia: primero decís que el problema es el patriarcado que te encasilla, que no importa de dónde vengas, que la mujer vale por el solo hecho de serlo. Pero cuando la mujer no te gusta, la bajás a “bailarina”. Como si el mérito fuera pasar por tu checklist ideológico.
En criollo: feminismo de cartón pintado. Una cosa es reclamar derechos, otra muy distinta es repartir carnets de feminista de ley. Porque si la libertad solo corre para tus amigas, entonces no es libertad: es un club privado.“La libertad no se hereda, se conquista cada día, aun cuando otros la desprecien”.
Ya lo dijo un filósofo —de esos que Pichot seguramente nunca cita porque no queda bien en Twitter—: “La libertad no es de los buenos ni de los malos: es de todos, o no es de nadie”.
Y mientras tanto, Virginia Gallardo hace lo que muchas ni se animan: se mete, arriesga, se ensucia. Pichot, en cambio, sigue con su deporte preferido: correr de la cancha a toda la que no le sirva a su relato.
El problema no es Gallardo, Malena. El problema sos vos, que te disfrazaste de Juana Azurduy pero terminaste en versión meme, con un feminismo de cabeza de tacho, que se te cae a pedazos apenas alguien te contradice
