

Un hecho insólito encendió la polémica en la comunidad deportiva de Bragado. Quijote Ossola, histórico atleta local con más de 50 años de trayectoria, denunció públicamente que se le prohibió entrenar en la pista de ciclismo por fuera del horario estipulado, una medida que genera desconcierto entre los pedalistas.
Según relató el propio Ossola, tras encontrarse con el acceso principal en condiciones peligrosas por la presencia de motos, decidió trasladar su entrenamiento a la pista. Sin embargo, al ingresar fue advertido de que no podía utilizarla porque las instalaciones sólo están habilitadas hasta las 16 horas.
“Yo entreno cuando tengo un tiempo porque trabajo. Es una pista de ciclismo, no un parque. Si a las autoridades no les da para solucionar el problema, tendrían que renunciar”, expresó con dureza.
La situación abrió un debate mayor: ¿qué sentido tiene restringir el uso de un espacio deportivo específico para ciclistas en una ciudad que se reconoce históricamente por esta disciplina?
Mientras tanto, la comunidad ciclista aguarda definiciones oficiales sobre un tema que, más allá de lo anecdótico, refleja la tensión permanente entre la necesidad de infraestructura adecuada y la falta de respuestas concretas de las autoridades.
