

Las elecciones en la Provincia de Buenos Aires dejaron un resultado indiscutible: el oficialismo provincial se impuso con una diferencia de 15 puntos, consolidando su predominio en el distrito más poblado del país. En la Cuarta Sección Electoral, la ventaja también fue clara, con 10 puntos de diferencia que ratifican la fortaleza del oficialismo y la debilidad de una oposición dispersa.
En Bragado, el panorama tampoco fue alentador para el oficialismo local de Sergio Barenghi, referente de Fuerza Patria. Allí, la diferencia fue apenas de 5 puntos, lo que derivó en un empate en la distribución de bancas con la oposición. En un escenario donde el oficialismo provincial arrasó con 15 puntos y la Sección con 10, la magra ventaja de Barenghi se convierte en un resultado pobre que no consolida poder ni marca liderazgo.
Resulta evidente el desgaste de la no gestión Barenghi, que no logró transformar la estructura local en un triunfo político real. El oficialismo de Bragado quedó atrapado en un empate con sabor a derrota, sin mayoría propia y con una gestión que ya no entusiasma. La falta de resultados concretos, la tibieza en el gobierno y la desconexión con las bases se reflejaron en las urnas.
Lo más llamativo es que ni siquiera pudieron competir con candidatos propios. Apelaron a la persona que más mide, como último recurso para salvar la ropa, y aun así el resultado fue flojo. Si con esa carta apenas lograron un 5% de diferencia, la proyección hacia adelante es desoladora: sin proyecto, sin recambio, sin equipo.
Pero la raíz del problema va más allá del resultado electoral inmediato. La estrategia de Barenghi en el armado político fue un error que se pagó caro. Sin levantar el teléfono, en el 27 tenemos la derrota asegurada: dejar afuera a muchos compañeros, creer que sólo ellos tienen razón y armar la lista menos peronista desde la existencia del Partido Justicialista fue un boomerang. El costo de excluir, de jugar en soledad y de desoír a la militancia está a la vista.
Paradójicamente, hubo más peronistas en la lista de La Libertad Avanza que en la lista oficial del peronismo local. Esa contradicción no solo desnuda la crisis de representatividad del barenghismo, sino que también explica el descontento que hoy se traduce en un resultado electoral pobre. No se puede construir poder excluyendo, ni se puede ganar cuando se abandona la esencia del movimiento.
En política, los números no mienten. Y en Bragado los números dicen que Barenghi perdió. Perdió porque no creció, porque no rompió la paridad, porque no generó mayoría, porque vació de peronismo su propia lista y porque su gestión ya no convence a nadie. El oficialismo provincial festeja, pero el oficialismo local apenas sobrevive. Y aunque lo quieran maquillar con globos y discursos, la realidad es que Barenghi ya no es el estratega de las victorias, sino el artífice de una derrota anunciada.
