

En la Cuarta Sección, donde la política suele cocinarse a fuego lento entre cafés de comité y alianzas improvisadas, Gonzalo Cabezas logró algo inédito: que el armado libertario se desarme antes de entrar en la cancha. Junín y Chivilcoy, plazas clave en el mapa electoral, hoy se convirtieron en el espejo de un desorden que desnuda más improvisación que estrategia.
La noticia que hizo estallar la interna fue la tercera renuncia consecutiva en la lista de La Libertad Avanza en Junín. María Stella Saldías, ubicada en el cuarto lugar como candidata a concejal, decidió bajarse de la boleta. Antes lo habían hecho Nair Nazar y Fiorella Policastro, esta última denunciando “dinero de dudosa procedencia” y mostrando capturas de chats comprometedores.
Tres renuncias, tres mujeres, tres señales de alerta. Lo que en otros espacios hubiera encendido luces rojas y forzado negociaciones urgentes, en el armado de Cabezas se vive como un coletazo más de una estructura que nunca terminó de nacer.
Saldías, Técnica Superior en Laboratorio, con 25 años de trabajo en el municipio de Junín, dejó en claro que su decisión no pasa por capricho: “Decidí involucrarme en política siendo empleada del Estado, convencida de trabajar en pos de la comunidad; siempre respetando las ideas de la libertad, la vida y la propiedad privada”. Madre y tía orgullosa, con un relato humano y genuino, eligió dar un paso al costado antes que prestarse a un juego que, a la vista de todos, parece cargado de internas y desprolijidades.
En Junín, el vacío que deja esta tercera renuncia resuena más fuerte porque el propio Javier Milei estuvo en la ciudad hace apenas días. El contraste es brutal: mientras en la foto nacional se busca mostrar fuerza y cohesión, en el plano local se multiplican las fugas.
Pero no es solo Junín. En Chivilcoy, otra parada clave de la Cuarta, el armado de Cabezas también acumula quejas, pases de factura y un clima de desconfianza. Allí, dirigentes que inicialmente se sumaron con entusiasmo hoy prefieren el silencio antes que quedar pegados a lo que definen como “una bolsa de gatos”.
Lo cierto es que, a días de las elecciones, el libertarismo en la Cuarta arrastra más problemas que certezas. Cabezas, señalado como el responsable del armado, aparece ahora como el símbolo de la fragilidad: promesas incumplidas, denuncias de arreglos poco claros, renuncias en cadena y un malestar que crece tanto en la base como en los referentes intermedios.
La política, en su versión local, no perdona los improvisados. Junín y Chivilcoy lo muestran con crudeza: lejos de consolidar un proyecto, el armado libertario parece naufragar en la orilla, dejando más preguntas que respuestas sobre el futuro de Milei en la Cuarta.
