
Cuando el agua baja, la mugre flota

En Bragado los videos corren más rápido que las obras. Ayer circuló por redes uno titulado “El hogar Mignaquy y la corrupción”, y bastó ese título para que la ciudad entera empezara a murmurar lo que ya sospechaba: que en el Municipio el agua no solo entra por las ventanas, también se escurre por los bolsillos equivocados.
El recuerdo todavía está fresco: la tormenta que convirtió calles en ríos y casas en barcos sin timón. Desde la Provincia, prometieron ayuda: materiales, colchones, insumos. Una línea directa de auxilio. Pero en Bragado esa línea se corta en la oficina de Desarrollo Social, donde el secretario Emanuel Aramendi se especializa en el arte del “ni leído”. Ahí quedó la vecina Antonella Boaron, mostrando en Facebook las capturas de sus mensajes que jamás encontraron respuesta.
El video de ayer no cayó del cielo como la lluvia, pero cumple la misma función: mostrar que las goteras del Estado no se tapan con slogans. Porque mientras algunos funcionarios ensayan sonrisas en operativos con nombres tiernos —“Somos comunidad”, “La Muni en tu barrio”—, los vecinos siguen preguntándose: ¿comunidad con quién, barrio de qué lado de la valla?
El rumor es tan viejo como la costumbre: lo que llega, no llega. Y cuando llega, nadie sabe a dónde fue. Si lo que denuncia el video se confirma, no estamos frente a un error administrativo, sino a la radiografía de un sistema que funciona al revés: el Estado que debía estar cerca aparece lejos; los funcionarios que debían dar respuestas se esconden; y las promesas de transparencia se convierten en cortinas de humo, tan pesadas como el barro que dejaron las últimas lluvias.
La ley es clara: el artículo 248 del Código Penal habla de incumplimiento de deberes de funcionario público. Pero la calle es más brutal: habla de abandono, de bronca y de la certeza de que, en Bragado, cuando el agua baja, la mugre flota.

Hace un tiempo, realice una serie de comentarios sobre la situación del Hogar. Lamentablemente gano el abandono y la corrupción de los miserables que condenaron a la desaparición a uno de los lugares más emblemáticos de Bragado. Me cuesta creer que los distintos gobiernos municipales, no hayan hecho absolutamente nada para remediar el problema del Hogar Mignaquy, sobre todo teniendo en cuenta que los mayores responsables están caminando por las calles del pueblo con total tranquilidad y hasta algunos/as son «personajes ilustres.» Increíble.