

En la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA se desarrollaron recientemente las Jornadas de Mesas Temáticas de Filosofía, un encuentro que reunió a estudiantes, investigadores y pensadores de distintas procedencias, con el propósito de abrir debates en torno a la educación, la enseñanza y el papel de la filosofía en la vida social.
Las mesas abordaron distintos ejes. En una de ellas, dos jóvenes de La Plata compartieron su experiencia en un taller desarrollado en un barrio popular, relatando las visiones y vivencias de los chicos que participaron de esa práctica educativa comunitaria. Otra mesa giró en torno a la idea de la ignorancia y cómo, muchas veces, los sistemas pedagógicos reproducen mecanismos que enseñan “a través de la ignorancia”, limitando la verdadera formación crítica.
En ese marco, se destacó la presencia de Gastón Maysonnave, filósofo y colaborador del diario El Censor, quien presentó una ponencia sobre “el niño condicionado en el sistema educativo”.
El niño condicionado según Nietzsche
Apoyándose en la filosofía de Nietzsche, particularmente en Así habló Zaratustra y en el célebre pasaje de las tres transformaciones del espíritu, Maysonnave describió al “niño” como la figura del ser capaz de crear desde la inocencia y el olvido, sin los prejuicios ni las estructuras que limitan la pregunta.
“El niño es el que puede preguntar sin miedo, el que insiste aún frente a la falta de respuestas, el que molesta con su búsqueda genuina de sentido”, explicó.
Sin embargo —advirtió— el sistema educativo moderno actúa como un dispositivo de condicionamiento: “En lugar de potenciar esa capacidad creadora, corta la posibilidad del cuestionamiento. Se enseña a repetir, no a pensar. Se transmiten contenidos como dogmas y no como herramientas para comprender y transformar la realidad”.
Reflexión desde Bragado al ámbito académico
La exposición de Maysonnave se inscribió en una línea crítica que interroga los fundamentos mismos de la educación. Su aporte fue valorado en el auditorio por proponer un cruce entre la filosofía nietzscheana y los problemas concretos del sistema escolar, planteando la tensión entre creatividad y domesticación.
“Lo que está en juego —concluyó— es si formamos sujetos capaces de crear y cuestionar, o si simplemente adaptamos a los niños a un engranaje de obediencia y repetición”.
La participación del joven filósofo bragadense en la Facultad de Filosofía y Letras constituye un reconocimiento a su trayectoria como investigador y escritor, pero también abre un puente entre el debate académico y la reflexión pública que impulsa desde las páginas de El Censor.
