
A pocos días del cierre formal de alianzas y listas para las próximas elecciones legislativas, el clima interno en La Libertad Avanza (LLA) se torna cada vez más denso, especialmente en la Cuarta Sección Electoral. Dirigentes y armadores territoriales observan con creciente inquietud lo que califican como un “desorden operativo” en el armado del espacio, que tiene como principal señalado al senador bonaerense Sebastián Pareja, principal operador de LLA en la provincia.
Según diversas fuentes del entorno libertario, el «parejismo» —como se lo denomina en jerga política— es acusado de «romper todo» a su paso: de habilitar negociaciones paralelas, promover candidaturas contradictorias e incluso de incorporar en las filas libertarias a dirigentes provenientes del PRO y del peronismo, sin una depuración ideológica clara. La denuncia no es menor si se considera que gran parte del discurso de LLA se basa en la pureza conceptual del proyecto mileísta y el rechazo a las “viejas estructuras partidarias”.
En ese contexto, crece el malestar entre sectores que se consideran fundacionales del espacio, como el caso de Gonzalo Cabezas, libertario que se autodefine como «garante de la línea dura del mileísmo» y que aspira a encabezar la lista de senadores provinciales. Cabezas no oculta su intención y, en más de una oportunidad, ha cuestionado el rumbo del armado seccional.
Sin embargo, su lugar en la boleta está en disputa. El intendente de Junín, Pablo Petrecca (PRO), también busca el primer lugar en la lista, aunque pretende hacerlo sin abandonar su cargo. Su cálculo político es claro: ocupar una banca en el Senado bonaerense sin convocar a elecciones municipales anticipadas, dejando la intendencia en manos de su actual presidente del Concejo Deliberante, Juan Fiorini.
El tercer lugar de esa misma lista —también con posibilidad de ingreso en caso de una buena elección— es objeto de una puja entre varios nombres, entre ellos Mauro Imperatori, libertario de Junín, y Leandro Cabrera, dirigente de Chivilcoy con pasado reciente en el PRO.
Este último nombre no es menor: Cabrera se desempeñó como martillero y fue parte del área de Vivienda dentro de los equipos técnicos del PRO en Chivilcoy, espacio conducido por el concejal Sebastián García De Luca. Hoy, tanto Cabrera como De Luca aparecen como los principales beneficiarios del caos organizativo, posicionándose estratégicamente en la disputa por los lugares legislativos más relevantes.
En ese sentido, el gran ganador de este proceso de desorden y ambigüedad parece ser el propio García De Luca, quien logra colocar a uno de sus referentes (Cabrera) en una posición expectante dentro del armado libertario, aun cuando su procedencia política sea ajena al mileísmo más ortodoxo.
Para algunos analistas, esta deriva responde a la ausencia de una conducción clara en la provincia de Buenos Aires por parte de LLA, que sigue funcionando más como una red de acuerdos circunstanciales que como una estructura partidaria consolidada. Mientras tanto, las tensiones internas, las acusaciones de infiltración y las negociaciones subterráneas amenazan con fragmentar un armado que ya de por sí convive con profundas contradicciones.
La pregunta que empieza a instalarse con fuerza en la Cuarta Sección es si la identidad libertaria logrará imponerse como doctrina, o si terminará siendo un sello electoral prestado a viejos actores del sistema, con el riesgo de que todo el capital simbólico acumulado en 2023 se diluya en una interna sin principios ni plan.