

La decisión de interpelar al intendente Sergio Barenghi por parte del Honorable Concejo Deliberante de Bragado no es un mero acto político: simboliza una exigencia de rendición de cuentas en una gestión sacudida por el escándalo de los llamados “súper proveedores”. La oposición, con el respaldo de seis concejales, logró convocar una sesión especial que apunta a desentrañar mecanismos irregulares en la adjudicación de contratos a una firma vinculada al secretario de Gobierno, José Luis Quarleri
No se trata solo de nombres, cifras o episodios aislados: es una cuestión de principio: el Intendente debe responder si el Estado municipal es una herramienta al servicio de intereses particulares.
Desde la perspectiva del Estado de derecho, lo sucedido vulnera los principios básicos de la administración pública: publicidad, imparcialidad y control. La denuncia detalla que un proveedor sin empleados registrados recibió —en el periodo 2024— contratos por casi 100 millones de pesos para tareas diversas, desde plomería hasta transporte de personas
Contratar de modo tan concentrado, sin licitación transparente, no sólo arroja sombras de favoritismo, sino que también desincentiva la competencia y erosiona la confianza ciudadana. La interpelación busca confrontar esa opacidad con información concreta y exigencia de respuestas: ¿por qué se concentraron tantas órdenes de compra en un solo actor?
La intromisión de lo político en lo jurídico también se hace presente. El silencio del intendente Barenghi y del propio Quarleri ante los pedidos de explicaciones alimenta la sospecha de encubrimiento . No basta con justificativos generales ni desmentidas vagas; frente a este nivel de cuestionamiento, el ejecutivo municipal tiene la obligación moral y legal de explicar cómo se asignaron fondos públicos, bajo qué criterio y con qué controles. La interpelación no es un castigo: es una herramienta constitucional para garantizar que las instituciones actúen bajo la lupa, no bajo la coraza del poder.
Además, este caso expone una falla sistémica: cuando el Estado se convierte en instrumento de clientelismo, deja de ser el Estado. En palabras de un medio local, “si la única forma de prosperar es ser amigo de, entonces no hay incentivo para producir, innovar o competir en igualdad”
La interpelación debe servir cómo punto de quiebre, no de continuidad. Si Barenghi reafirma su compromiso con la institucionalidad, debe abrir los archivos, someter los contratos a auditoría externa y suspender preventivamente lo que resulte dudoso. Sin esas acciones, la política se convierte en simple reparto de favores.
En definitiva, la interpelación al intendente es más que un episodio político: representa una demanda ciudadana por justicia, transparencia y respeto al orden legal. Si la aritmética de los votos comprueba que es sólida, este paso marcará un antes y un después en la gestión municipal, apuntalando el control parlamentario como pilar del sistema republicano. Y si Barenghi responde con claridad y acciones concretas, saldrá fortalecido. Si opta por el silencio, el escándalo lo arrastrará de la misma forma.

no creo que le den los votos, ya los asociados al kirnerismo como Geliti salieron a anunciar que no votarán a favor…