
Se calienta el recinto: la oposición impulsa una interpelación a Sergio Barenghi por el escándalo de los super proveedores
En un giro que promete reactivar el termómetro político local, concejales de la oposición estarían por convocar a una sesión extraordinaria en el Honorable Concejo Deliberante de Bragado con un objetivo claro: interpelar al intendente Sergio Barenghi por el escándalo de los “super proveedores”, una trama que sacude los cimientos del gobierno municipal.
El tema —que comenzó a tomar forma a través de investigaciones periodísticas de El Censor— cobró volumen político cuando el concejal Nicolás Araujo, con nombres, cifras y documentos, detalló los millonarios contratos adjudicados a Camilo Urrijola, proveedor estrella del oficialismo, y vinculó directamente al secretario de Gobierno, José Luis Quarleri, como engranaje clave del mecanismo.
A pesar de los intentos del Ejecutivo por enfriar el tema, darlo por superado o camuflarlo en tecnicismos administrativos, la presión crece. Según trascendidos, la interpelación ya cuenta con el número suficiente de firmas como para avanzar, y se especula con que al menos un concejal del oficialismo votaría a favor, lo cual dejaría sin argumentos el clásico discurso de “maniobra partidaria”.
La oposición, que en las últimas semanas ha intensificado sus críticas por la falta de transparencia, considera que Barenghi debe dar la cara y explicar públicamente cómo se manejaron los recursos municipales, por qué se repiten siempre los mismos nombres entre los adjudicatarios, y cómo se justifica el volumen de dinero girado a ciertas firmas que parecen haber encontrado en el Estado su cliente perfecto.
La interpelación, de concretarse, marcaría un antes y un después en la gestión Barenghi, obligando al intendente a sentarse frente a los concejales y responder, punto por punto, las acusaciones que vienen acumulándose como polvo bajo la alfombra. Y si hay algo que en política no se puede disimular por mucho tiempo, es el olor a encubrimiento.
Se espera una semana clave para el devenir institucional. El recinto promete estar más caliente que nunca. Y alguno propio quiere cobrar la factura