
Me levanté el miércoles con ganas de tomar un café, pero me desayuné con otra cosa: la voz descontrolada y el dedo señalador de José Luis Quarleri explicando, sin pestañear, los gastos llamativos de su Secretaría. Hablaba como si nos estuviera haciendo un favor. Como si administrar plata pública fuera un acto de fe y no una función que le pagamos entre todos. Y encima, molesto porque —según él— no tiene suficiente “defensa legislativa”.
Me despierto ayer jueves, y cuando pongó la pava para el mate, escucho a Chapu Fernández respondiéndole, con ese tono mitad barrio, mitad archivo vivo del peronismo local: “A él no lo eligió el pueblo, está nombrado por el Intendente”.
Touché, Chapu. Aunque no hacía falta recordarlo, lo sabemos todos. Quarleri es el clásico funcionario por herencia política: un nombrado. De esos que no necesitan votos para tener poder, pero sí micrófonos para justificar lo que nadie pidió. Y ahora que le cuestionan números, se indigna porque los concejales no lo abrazan en la tormenta. Le faltó decir que lo persiguen por bueno.
Pero lo mejor vino después. “Todo lo ilegal es inmoral, pero no todo lo legal es precisamente moral”, tiró el Chapu. Una frase que suena a Durán Barba remixado con filosofía de almacén, pero que esta vez pega justo donde duele: porque eso es lo que huele mal de todo este asunto.
Lo legal se cumple. Lo moral, se esquiva.
Las contrataciones a proveedores repetidos, las cifras que no cierran, los vínculos que nunca se explican… todo puede estar “en regla”, claro. Pero si el uso de fondos públicos se rige por el “no es delito, tranqui”, estamos jodidos.
El problema de Quarleri por ahora no parece ser legal. Es estético. Ético. Político. Y sobre todo, social. Porque mientras él administra en silencio y sin preguntas, hay vecinos que se funden en voz alta.
¿Y Chapu? Chapu pone el dedo en el enchufe, como si fuera un outsider, del mismo espacio que lo llevó a pelear por la Municipalidad a Sergio Barenghi en las generales del 2023 , intendente que mantiene al secretario en el sillón.
“Quarleri está sentado allí gracias al trabajo que también hicimos nosotros”, dice Chapu en la radio local. Y ahí la ironía es perfecta, porque al secretario de gobierno, dice que son unos vagos del Concejo.
El oficialismo discute en público, porque en realidad, el tema escaló más allá de los limites, José Luis Quarleri no puede manejarse en esos términos, tranquilo muchacho, nadie lo acuso de nada todavía.
Y nosotros, los vecinos, ¿qué hacemos?
Por ahora, seguimos pagando el café, el micrófono, los sueldos y la farsa.
Y como diría Quarleri, todo dentro de lo legal. Claro.
Nos invitó a visitar las obras que hicieron.
Y aseguró que tiene fotos.
Al final no sabemos ni para que quiere ayuda.
En fin , Fernandez dejó claro que Araujo dijo la verdad