
En 1943, viendo el contexto de angustia que estaba produciendo la Segunda Guerra Mundial, viendo como avanzaba y a la vez como se iba resquebrajando el régimen nacionalsocialista impulsado por Adolfo Hitler, que en su megalomanía quería conquistar el
mundo, desde los caes Jean Paul Sartre vislumbra una obra trascendental para la filosofía y para el pensamiento occidental en general: El Ser y la Nada.
En este período Sartre recupera una corriente que se origina a fines del siglo XIX con Kierkegaard y su obra Temor y Temblor, que es el existencialismo, y que es la corriente filosófica cuya finalidad es dar prioridad a la existencia humana por encima de la esencia.
Para los existencialistas, es más importante la vivencia subjetiva que la objetividad, porque el hombre s define como la suma de todas las experiencias que ha ido realizando a lo largo de su vida, no como un concepto abstracto, como lo hace la esencia.
Este libro comienza con un capítulo titulado La Mala Fe, la cual Sartre la entiende como que es el fenómeno que desarrolla el en-sí cuando el ser humano niega su libertad absoluta, y en cambio elige comportarse como un objeto: “cosificarse”. Este concepto está
íntimamente relacionado con la noción de autoengaño, pero no es peyorativo, sino una actitud que el hombre desarrolla de forma natural en sociedad y para con él mismo.
Sartre entiende el en-sí como que es el ser en el mundo entendido como un proyecto de ser, donde sus actos y compromisos se patentizan. La consciencia cobra facticidad en el mundo
a través de la acción y los compromisos a los que se ve abocada; entonces surge el en-sí siendo siempre aquello que realiza: es lo que es y define al hombre por sus actos.
Sartre como contrapartida del en-sí, coloca el para-otro, que es el prójimo, el que no soy yo que aparece ante mí dándome sentido y realidad de ser en el mundo. El para-otro surge ante nosotros a través de la mirada: la mirada del otro crea un sinfín de sentimientos y pasiones positivas y negativas, que originarán inmediatamente un sentimiento profundo de vergüenza al saber que estamos siendo cosificados por el prójimo.
Esto muestra la complejidad que tienen las relaciones humanas para Sartre, y que Alan Savignano en el libro Volver a Sartre. 80 años de El ser y la nada, en el capítulo Las distintas maneras de amar, donde muestra que la relación amorosa entre Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir no fue nada convencional, y que esta relación es el arquetipo de las relaciones amorosas en general, ya que, las relaciones amorosas están sometidas a diversas fricciones, son relaciones que pasan a través de múltiples y diversos estados y
circunstancias, pero aún así se mantienen inconmovibles, y ambos (en distintas obras) lo muestran como uno de sus grandes aciertos.
Sartre en la Mala Fe, complejiza las relaciones humanas disidentes cuando por ejemplo uno de los polos es homosexual, y lo rotula (de manera peyorativa) como pederasta, es decir, lo muestra como algo despectivo frente a la mirada del otro.
En este momento en la República Argentina, gobernada por el presidente Javier Milei, esto se demuestra permanentemente, cuando por ejemplo, a las personas que son seguidoras de
las corrientes feministas son tildadas de “feminazis”; las que proclaman el aborto legal seguro y gratuito, son denominadas como “asesinas aborteras”, y, los partidarios de “Las Fuerzas del Cielo”, en su streaming del canal Carajo, donde parodian los dichos del
presidente, y donde se dice que los asistentes que se mueve es insultado por el resto.
Todo esto se da en un modo de persecución a las personas que se atreven a cuestionar las diversas inconsistencias que tiene el gobierno, y, porque no agregar, determinados manejos
que tiene el gobierno, con respecto a los diversos derechos conquistados, y, ponen en jaque determinadas formas de vida.
Cada persona que no está encasillada en las categorías que se promueven como matriz normativa de la vida, cada persona que se atreve a mostrar las falencias que tiene el gobierno, son castigadas con carpetazos en las diversas redes sociales, o se los persigue con
el envío del ARCA.
La construcción del otro en la actualidad de la República Argentina, es muy similar, y se puede ver como se relata el otro a través de los diversos mecanismos estatales y paraestatales, es muy similar a la época que se escribe El Ser y La Nada.
Se muestran que las disidencias, las personas y colectivas que se muestran por fuera de los cánones establecidos, con discursos de denigración constante, con formas de mostrar las diferencias como “cuasi pecados”, como errores de elección de vida.
Todos estos momentos de crisis y fragmentación de lo social donde los actos de la vida privada de las personas son cuestionados de manera muy violenta y con modales de una educación dudosa, mediante los cuales se estigmatiza y denigra a las disidencias.
Sartre en El Ser y La Nada, a 82 años de la publicación muestra la complejidad de las relaciones humanas, muestra como en contextos de crisis, las personas que escapan a los diversos patrones que son establecidos por la mirada que tiene el poder son cuestionados y
puestos en duda, y, porque no decirlo, denigrados de manera continua.
Sartre con su existencialismo muestra como los diversos derechos y respetos son puestos en duda, y como son maltratados en sus diversas formas, y con los elementos más crueles.