
Crónica de una ausencia anunciada, un acto sin final feliz y una declaración con bisturí político
El gobernador Axel Kicillof visitó el partido de 25 de Mayo con una consigna habitual en tiempos de obra pública: inaugurar algo, aunque no esté terminado. El problema —uno no menor— fue que el intendente no fue.
En política, las ausencias dicen tanto como los discursos. Ramiro Egüen, jefe comunal de 25 de Mayo, no se sumó al acto oficial. No hubo foto, no hubo apretón de manos, y no hubo sonrisa fingida para la cámara. En cambio, Egüen eligió otro camino: anunciar su propia obra.
Pero no cualquier obra: una nueva guardia para el Hospital Saturnino E. Unzué, con una inversión de 765 millones de pesos de fondos municipales. ¿Casualidad? Difícil. Una maqueta, la planificación y los tiempos jurídicos no se resuelven en 5 minutos.
Mientras Kicillof recorría pasillos sin terminar y posaba junto a carteles que prometen futuro, Egüen publicaba un comunicado con tono quirúrgico. Dijo, sin anestesia, que no comparte la idea de inaugurar “cáscaras vacías” ni obras con irregularidades. Fue, en términos institucionales, un cross de izquierda con guantes de látex.
La tensión no es nueva, pero esta vez tomó forma de crónica edilicia. De un lado, la lógica del marketing político: acto, bandera, micrófono. Del otro, una apuesta por diferenciarse, donde el intendente se planta como el médico serio que no promete curas milagrosas, pero sí una sala de urgencias que funcione.
“Nosotros elegimos otro camino”, dijo Egüen. Y el camino, al parecer, no incluía ni al gobernador ni a su comitiva.
Lo cierto es que la obra anunciada por el municipio sí tiene contrato, sí tiene presupuesto, y sí tiene una narrativa opuesta al oportunismo del corte de cinta sin terminar la obra. “Esto es solo el comienzo de algo más grande”, concluyó Egüen.
En un contexto provincial donde las inauguraciones a medio hacer se multiplican y la palabra “histórico” se usa con la misma frecuencia que el WiFi, la decisión del intendente de bajarse del acto y mostrar su propio proyecto suena a declaración de principios… o a campaña anticipada.
Mientras tanto, la guardia nueva que se intentó inaugurar no está lista. Lo que sí quedó claro es que la política bonaerense tiene muchas salas de espera, pero muy pocas urgencias resueltas.