
Y Moisés recorrió las calles de Bragado, y vio que la basura seguía acumulándose en las esquinas, y el humo del basural a cielo abierto oscurecía el firmamento.
Y clamó: “¿Hasta cuándo, oh ciudad, tolerarás la desidia de tus gobernantes? ¿No ves que la tierra gime bajo el
peso de la inmundicia?”
Y el pueblo respondió: “Nuestros líderes prometieron
erradicar el basural, pero sus palabras se las llevó el viento,
y sus acciones son como espejismos en el desierto.”
Y Moisés dijo: “¿Dónde están aquellos que juraron servir al
pueblo? ¿Dónde está el intendente que asumió compromisos
con la limpieza y el medio ambiente?”
Y el pueblo murmuró: “El intendente Sergio Barenghi
habló de erradicar el basural a cielo abierto, pero las
promesas aún no se han cumplido.”
Y Moisés preguntó: “¿Y qué hay de la Secretaría de
Desarrollo Urbano Ambiental?”
Y el pueblo respondió: “Antes de irse Elvio Duretti, a
cargo de la Secretaría, anunció la colocación de nuevos
contenedores para mejorar la recolección, pero la basura
sigue desbordando..”
Y Moisés exclamó: “¡Oh, funcionarios de Bragado! ¿Por qué
permitís que la ciudad se hunda en la suciedad? ¿No sabéis que
la limpieza es reflejo de la justicia?”
Y el pueblo añadió: “La planta EcoBrag, que en tiempos
pasados fue modelo en el país, ya no funciona como
antes, y la basura se acumula sin control.”
Y Moisés, con voz firme, proclamó: “Es tiempo de que
los justos se levanten y exijan responsabilidad. Que se
escuchen las voces de aquellos que claman por un Bragado
limpio y digno.”
Y el pueblo, inspirado por las palabras de Moisés, comenzó a organizarse, a exigir rendición de cuentas, y a trabajar por la restauración de su ciudad. Porque comprendieron que la limpieza no es solo tarea de unos pocos, sino deber de todos los habitantes de la tierra.