
Parece que en Bragado, el surrealismo dejó de ser una corriente artística para transformarse en estrategia política. Bajo la mirada atónita —y un poco perpleja— de sus propios militantes, La Libertad Avanza, ese bastión de lucha contra el “globalismo” y la “corrección política”, decidió abrazar las propuestas de la tan demonizada Agenda 2030. ¿La responsable de esta audaz reinterpretación ideológica? Nada más y nada menos que Daniela Monzón, la flamante líder local del espacio liberal.
Al parecer, Monzón encontró en los Objetivos de Desarrollo Sostenible una veta revolucionaria. ¿Quién necesita coherencia ideológica cuando se tiene marketing? Entre las acciones de gestión que pretende implementar, figuran ideas tan libertarias como los “Puntos Verdes”, una propuesta que bien podría haber salido del cuadernito progresista de Horacio “el pelado” Rodríguez Larreta, ese emblema del consenso tibio al que Javier Milei no se cansa de denostar.
La jugada, como era de esperarse, desató una tormenta de indignación. En la red social X (donde los debates políticos son apenas más civilizados que una pelea de gatos), Bernardo Caputo levantó la voz y cuestionó a Monzón con la sutileza de un mazo. Le siguieron varios militantes libertarios que, fieles al discurso místico de su líder espiritual, pidieron sin dudarlo la intervención urgente de las “fuerzas del cielo”. A falta de estrategia, buena es una epifanía.
Mientras tanto, en el seno del espacio se multiplican las dudas sobre la conducción de Monzón en Bragado. ¿Estamos frente a una nueva forma de hacer política libertaria, donde se recicla el plan de Larreta con un moño liberal? ¿O simplemente ante una confusión épica, donde la Agenda 2030 se convirtió, por arte de magia, en una guía espiritual?
Sea como sea, en Bragado, La Libertad Avanza… aunque nadie parece tener muy claro hacia dónde.
Los posteos de la LLA Bragado