
Durante el fin de semana, el espacio político Innovar Bragado realizó un plenario en el que tomaron la palabra Juan Manuel Barenghi y su padre, Sergio Barenghi, actual intendente y dirigente de raíz peronista, que hasta hace unos días andaba recorriendo la provincia de Buenos Aires clamando por Axel Kicillof. El encuentro, convocado en un contexto de definiciones para el futuro del partido, reunió a invitados de diferentes ámbitos, aunque no todos con pertenencia orgánica al espacio, como lo quisieron vender, es más, de Innovar había poco y nada.
Lejos de un acto abierto y masivo, el plenario se configuró como una actividad con fuerte carga simbólica. Se filmó un vídeo del evento, pero la edición incluyó un efecto de desenfoque que llamó la atención: los rostros del público fueron borroneados, generando más preguntas que certezas sobre los objetivos de la convocatoria.
En su discurso, los Barenghi hablaron del partido Innovar en tiempo presente y con proyección de futuro. Sin embargo, el panorama político no es sencillo. Para mantener su vigencia, Innovar deberá presentarse a elecciones, lo que impone una definición concreta que hasta ahora no ha sido explicitada. Algunos analistas consideran que este tipo de gestos, sin claridad ni participación real, podría representar un error político.
Cabe recordar que Sergio Barenghi ganó la intendencia por el peronismo, y no por Innovar, un espacio que en los hechos no aportó caudal electoral significativo. La presencia de representantes de comisiones vecinales y del gremio de la UOM podría interpretarse como un intento de mostrar músculo territorial, aunque sin una estructura partidaria sólida detrás.
La movida no pasó desapercibida en el ámbito peronista, donde algunos sectores ya observan con desconfianza la insistencia de Barenghi en revitalizar un espacio que no fue determinante para su victoria. El riesgo es claro: tensar innecesariamente la relación con el justicialismo local, base clave de su triunfo electoralLa posibilidad del primogenito encabezando una lista de Kicillof hace que los tornillos se le safen a más de uno.
Innovar Bragado, al menos por ahora, parece más una marca personal que un partido con estructura. Su supervivencia dependerá de las decisiones que tome en los próximos meses y, sobre todo, de si logra transformarse en una opción real más allá de los gestos simbólicos.