
Luego de que este lunes la producción de la actividad industrial de la empresa Acerbrag se frenara , el intendente Sergio Barenghi afirmó que “la situación es consecuencia del «modelo de importaciones irrestrictas e imposibilidad de la industria nacional de ser competitiva” Además el párate de la obra pública ( que no se ha hecho más nada), “es un producto del acero que hay que ubicarlo cuando se construye” y en este momento la construcción está casi paralizada, entonces genera este tipo de dificultades.
Sin perjuicio de la falsedad de las premisas de sus declaraciones lo cierto que el modelo del peronismo de Alberto Fernández, entre 2019 y 2023, generó crisis de la construcción en Argentina. Estuvo profundamente influenciado por el aumento del dólar, que exacerbó problemas estructurales como la inflación, la inestabilidad cambiaria y la pérdida de poder adquisitivo. Este período marcó un declive significativo en el sector, con impactos que repercutieron en industrias relacionadas, como la siderúrgica (por ejemplo, Acerbrag en Bragado), y en la economía en general. El dólar en Argentina pasó de un valor oficial de aproximadamente $58 en agosto de 2019 (tras las PASO que anticiparon el cambio de gobierno) a más de $350 en diciembre de 2023, según el tipo de cambio oficial, mientras que el dólar paralelo (o «blue») escaló de $65 a cerca de $1,000 en el mismo período. Esta devaluación masiva del peso, combinada con una inflación acumulada superior al 500% en esos años, desató una tormenta perfecta para la construcción, un sector sensible a los costos en dólares y a la estabilidad económica. Hubo encarecimiento de Materiales, ya que el acero (hierro de Acerbrag, por ejemplo), el cemento, los cables y las tuberías, tienen precios atados al dólar, ya sea por componentes importados o por su cotización en el mercado interno. También hubo parálisis de la Obra Pública. Con el cambio de gobierno en diciembre de 2019 y la llegada de la pandemia en 2020, la inversión en obra pública se desplomó. El dólar creciente dificultó la financiación de proyectos estatales, ya que el déficit fiscal y la falta de acceso al crédito internacional limitaron los fondos en moneda dura. Lo charlamos en una FM en Mechita con Barenghi, que en aquel momento no le gustaron para nada tantas verdades.
Según la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), la inversión pública en infraestructura cayó un 30% en términos reales entre 2019 y 2022, y en 2023 apenas se reactivó, con un foco en ajustes fiscales que priorizaron el pago de deuda sobre obra nueva. La construcción privada también sufrió. El dólar alto erosionó el poder adquisitivo de los argentinos, reduciendo la demanda de viviendas y desarrollos inmobiliarios. Los costos en dólares de construir (medidos en USD/m²) se mantuvieron relativamente estables (alrededor de $800-$1,000 por m²), pero en pesos se volvieron prohibitivos para la clase media. El índice Construya, que mide la venta de materiales, mostró una caída acumulada del 25% en volumen entre 2019 y 2023, ajustado por inflación. Los permisos de construcción en ciudades como Buenos Aires o Junín cayeron un 40% en ese período, según datos municipales. Otra causa de la crisis de la construcción fue el cepo cambiario, endurecido en 2019 y mantenido hasta 2023, limitó el acceso al dólar oficial para importar insumos, forzando a las constructoras a recurrir al mercado paralelo a precios mucho más altos. Esto incentivó la especulación: muchos ahorristas prefirieron refugiarse en dólares o ladrillos (comprar propiedades terminadas) antes que invertir en construir, lo que redujo aún más la actividad. El sector de la construcción, que en 2019 empleaba a más de 400,000 trabajadores formales, perdió cerca de 100,000 puestos registrados entre 2019 y 2023, según el IERIC (Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción). La informalidad creció, pero no compensó la caída general de la actividad. Entonces el modelo K de los Fernández impactó en forma negativa en empresas como Acerbrag, que proveen hierro para construcción, sintieron el impacto directo de esta crisis. Menor demanda: La parálisis de obras redujo la venta de barras de hierro. En Bragado, Acerbrag reportó suspensiones de producción y desvinculaciones en 2023, reflejo de una caída en pedidos. En cuanto a los precios relativos, aunque el hierro subió en pesos por la inflación y el dólar, el volumen vendido bajó, afectando los ingresos y obligando a ajustes operativos. Respecto a la competencia importada, la apertura parcial de importaciones en 2022-2023, combinada con un dólar paralelo caro, permitió la entrada de acero extranjero más barato en algunos casos, presionando a productores locales. Por ultimo cabe recordar algunos datos. 2019: Tras las PASO, el dólar saltó de $45 a $65, iniciando una corrida que disparó los costos y frenó proyectos privados. La obra pública ya venía cayendo desde 2018. 2020: La plandemia paralizó el sector por meses. El dólar oficial cerró en $84 y el blue en $160, con la construcción detenida por restricciones y falta de financiamiento. 2021: Una leve reactivación (crecimiento del 30% según el INDEC) se vio opacada por la inflación (50% anual) y el dólar blue en $200. 2022: El dólar blue superó los $300 y el oficial los $130, mientras la inflación anual alcanzó el 94%. La construcción estancada reflejó la incertidumbre política y económica. 2023: Con un dólar blue cerca de $1,000 y una inflación del 211% (dato oficial), la construcción tocó mínimos históricos, con caídas del 10%-15% en actividad según la CAC. Conclusión, el aumento del dólar entre 2019 y 2023 fue un catalizador clave de la crisis de la construcción en Argentina, al encarecer insumos, desincentivar la inversión y reducir la demanda. Para empresas como Acerbrag en Bragado, esto significó menos ventas y ajustes operativos, afectando a comunidades dependientes de la industria. La combinación de devaluación, inflación y políticas económicas inestables creó un círculo vicioso que dejó al sector en una de sus peores crisis en décadas. Queda claro que los datos matan el relato del intendente Sergio Barenghi.-