En la ciudad de Bragado vivimos desde el comienzo de la gestión de Sergio Barenghi, un clima de absoluta tensión, donde las fuerzas del «orden» municipales actúan como una verdadera patota persiguiendo a la sociedad civil en el uso de motos y otros vehículos, con un profundo destrato y estigmatización de la Juventud, donde el triunvirato de policías rige a los trabajadores del área como verdaderos perros de caza, secuestrando diferentes vehículos y donde posteriormente cobran multas millonarias en el juzgado de faltas; las consecuencias de todo esto lleva un clima hostil donde la violencia estatal es una realidad.
La semana pasada, los inspectores de tránsito al reconocer un joven que no era de su agrado, comenzaron a perseguirlo para secuestrarle la moto.
Días pasados, ante un hecho de persecución por parte del personal de tránsito municipal, se acercó a nuestra redacción una señora de apellido Montenegro, para hacer público ,la odisea vivida por su hijo en circunstancias poco claras donde es perseguido por los inspectores hasta qué logran el secuestro del motovehículo; posterior a esto se dirige a retirarla abonando la multa por un total de 175,000, el motivo del secuestro fue por mal estacionamiento y falta de patente.
El hijo le comenta que transitaba por calles Pellegrini y Necochea y las inspectores abren la puerta del móvil pegándole con la misma, logrando esquivar y es allí donde comienza la persecución por diferentes calles hasta perderlos de vista; posteriormente la señora se dirige a mantener un diálogo al área correspondiente queriendo saber si están autorizados a perseguir a los jóvenes en moto y la respuesta fue negativa, pero que en este caso en particular lo hicieron porque consideran que el joven «es un mafioso» hablando de manera muy violenta elevando sustancialmente la voz.
Ante la insistencia de esta madre diciendo era el inspector que no debía perseguir a su hijo por las calles de la ciudad de esa manera, la respuesta fue que su hijo era «pel…»; otra de las voces fue la de la jefa del sector manifestando que tenía razón en su planteo, que no tienen permitido perseguir a nadie y que si ella le llevaba los nombres de quienes cometieron dicha persecución serían sancionados.
Alrededor de las 0 horas del viernes, en la puerta del teatro Constantino, al enfrentarse nuevamente los mismos agentes de tránsito con el mismo joven (ellos circulaban en una camioneta) se largaron del vehículo en marcha comenzando una cacería corriendo y tirándole patadas para intentar tirarlo de la moto; la madre de este joven siente que lo hicieron sabiendo que era su hijo y las personas que fueron testigos desde la plaza les gritaban que «estaban haciendo una pavada».
Pasada esta nueva situación El joven regresó a su casa descompuesto, con un gran dolor en el pecho y con mucho miedo; la madre le preguntó por qué no se detuvo, a lo que el joven argumentó «no estaban haciendo un operativo, venían andando y al bajarse queriéndome patear me abataté y solo pensé en escapar por miedo a que me maten».