
John Rawls uno de los autores más influyentes del siglo XX, edita tres obras de
importancia capital para poner en el centro de la discusión lo que es la filosofía política; el primero de ellos es Teoría de la justicia, a cual funciona como un mapa conceptual de los ejes de su teoría: la justificación de los principios de justicia que hay que acordar para respetar la libertad y la igualdad de todos en una sociedad democrática; el segundo,
Liberalismo político, en la cual Rawls renuncia a que la autonomía moral sea parte de los requisitos que los individuos deben asumir para acordar los principios de justicia. Basta con que asuman que los ciudadanos deben considerarse a sí mismos como libres e iguales en un sentido político, no metafísico; el tercero, La justicia como equidad: una reformulación, en esta obra Rawls reformula las principales ideas de su Teoría de la justicia, a partir de las críticas que recibió.
Rawls define al liberalismo político como la doctrina cuyo propósito principal es demostrar la posibilidad de articular la estructura básica de una sociedad de acuerdo con una concepción política de la justicia (o una familia de concepciones políticas), que le confiera estabilidad a pesar del pluralismo razonable que caracteriza las modernas democracias.
Rawls mira a la sociedad a través del pluralismo razonable, es decir, que muestra la
condición que caracteriza a una sociedad democrática moderna, en la cual existe una
multiplicidad de doctrinas comprehensivas incompatibles entre sí, pero razonables. Estas doctrinas están dispuestas a aceptar que unos términos equitativos de cooperación regulen el orden político entre los ciudadanos en cuanto tales.
John Rawls intenta superar los obstáculos normativos de las teorías ético – políticas que presentan autores predecesores como Locke, Rousseau y Kant, y, a la vez que supere la postura planteada por el utilitarismo de Bentham y Mill.
En Teoría de la justicia, Rawls plantea su teoría como una concepción superadora de las teorías éticas ilustradas y utilitaristas, que no era sensible al problema de al problema de la justificación pública en un contexto de gran pluralismo, y muchos críticos, por ejemplo Nozick, Von Misses, Rothbard, le recriminaran que su propuesta era tan solo aceptable para personas que tenían una determinada concepción del bien, personas que tenían una cosmovisión en la que la dignidad humana residiera en la capacidad de decidir sobre cualquier aspecto de la vida de uno.
Esta postura fue revisada, y en Liberalismo político, expuso que su obra tiene pasajes
confusos que lo acercan a las concepciones de Mill y de Kant, la defendió en su mayoría, y sobre todo, en lo que constituía estrictamente una concepción política y no una concepción metafísica o comprehensiva sobre la justicia. Solamente en tanto concepción política podía aspirar a resolver las problemáticas de la justicia distributiva de las sociedades democráticas.
Esta concepción política de la justicia parte de la aceptación de que las sociedades
democráticas estarían afectadas por ciertos hechos generales, uno de ellos fue descripto más arriba, es el pluralismo razonable, a partir del cual, entre otras cosas, la libertad genera diversidad, y muestra que la sociedad no evoluciona a partir de sostener la misma concepción del bien. El liberalismo significó el triunfo de la tolerancia y de la idea que la convivencia civil es posible incluso entre personas de confesiones distintas. Y el liberalismo político se proponía ahondar en esta tradición del pensamiento liberal y democrático. Se trataba de articular las instituciones políticas no tan solo para que la convivencia con visiones diferentes para que a partir desde sus propias convicciones se encaminaran a unos mismos principios de justicia para la sociedad.
Para que en el esquema de Rawls la concepción de la justicia se deben cumplir tres
requisitos: el primero, precisa como objeto la estructura básica de la sociedad y no las
relaciones particulares entre las personas o comunidades que la integran; el segundo, una concepción es política si las razones que la sostienen no penden de ninguna doctrina comprehensiva; y, en tercer lugar, una concepción es política cuando “su contenido está expresado según los términos de ciertas ideas fundamentales que se consideran implícitas en la cultura política pública de una sociedad democrática”.
A partir de estos tres principios, Rawls concluye que el liberalismo político contendrá
tantas concepciones de justicia como modos diversos de articular las ideas fundamentales de la sociedad y de la persona que nos sirvan para identificar unos principios de justicia con los cuales regular la estructura básica social, y que no estén basados en ninguna comprehensiva en particular.
Pero para que las personas puedan lograr un acuerdo entre las numerosas ideas de justicia política, Rawls introduce la noción de consenso por suposición, que consiste en la coincidencia que se da entre doctrinas comprehensivas con respecto a una concepción política de la justicia, a partir de argumentos morales irreconciliables. Cada doctrina comprehensiva afirma los principios de justicia desde sus propias razones profundas.
En este contexto, Rawls observa que diferentes doctrinas comprehensivas también pueden llevar a un mismo punto de vista político, y al aceptar plenamente el hecho del pluralismo razonable implicaba tener que aceptar el modo de razonar de cada una de las doctrinas comprehensivas razonables. Rawls se percató de que era imposible conseguir la estabilidad y la unidad social en una democracia (sin llegar a traicionar el ideal democrático) ignorando este tipo de razonamientos.
Para Rawls lo que se debe hacer es propiciar que todas las doctrinas razonables pudieran coincidir en la afirmación de unos mismos principios de justicia desde sus propias razones.
Cada doctrina comprehensiva razonable tenía que poder suscribir los principios de justicia que informan la estructura básica de la sociedad, en tanto que verdaderos o correctos desde su propio punto de vista.
Rawls sostiene que hay hechos que no pueden evaluarse a partir de los supuestos que
sostienen la idea de liberalismo y es necesario aplicar la abstinencia epistemológica que consiste en la exigencia de que una concepción política de la justicia se abstenga de realizar afirmaciones sobre la verdad o corrección de la última de las distintas posturas morales enfrentadas en una sociedad marcada por el pluralismo razonable.
Pueden establecerse muchísimas críticas desde los manifiestos libertarios de Rothbard y Von Misses; también desde el interpretativismo de Dworkin; y otras doctrinas, pero aun así para estos autores el padre del liberalismo es John Rawls.