
Bragado Club en el ojo de la tormenta
Bragado Club, hoy en día es más que fútbol, más que básquet, es la historia de una ciudad comprimida en más de ochenta años de actividad. Es su gente, y como tal, a su gente es a quién el club le pertenece, y es a quien el club debe responder.
Las demandas a lo largo de los años fueron cambiando, algunas actividades que se gestaron en su comienzo mudaron totalmente su manera de ser, otras no están y otras son completamente nuevas. Este año pudimos observar como el Torneo de Natación– funciona– aún está vigente, aún las nuevas generaciones quieren las actividades de la piscina, y si bien no se realizó durante 30 años, ahora vuelve con fuerza. A mi criterio –como al criterio de tantos otros–las cosas funcionan siempre y cuando haya voluntad de que funcionen, que exista inversión, difusión y compromiso con la esencia del club.
Desde 1943 podemos observar que se fueron desarrollando distintas actividades, fútbol, básquet, rugby, hóckey sobre césped, pelota a paleta, tenis, Handball, gimnasia, gimnasio cerrado, disciplinas aeróbicas, pileta de natación al aire libre y climatizada, colonias de vacaciones de invierno y verano, teatro y muchas otras actividades deportivas, sociales y culturales, que son un orgullo para muchos, pero para otros no.
Pudimos hablar con personas que están disconformes con ciertas cosas, y no está mal que así sea, siempre y cuando sea para mejorar, para crecer y desarrollarse. Todo tiene que ser claro, transparente, y ese es el punto. No lo ven tan así.
Al margen de la visión particular de algunos, quiero sumar una visión un poco más generalizada, y preguntar al club ¿Por qué un sábado a la tarde y un domingo –donde las familias pueden disfrutar del club– está cerrada la pileta? Si es por falta de presupuesto, nos comentaron que en una oportunidad, las mismas personas que iban a nadar todo el año, tenían la voluntad de pagar un guardavida, y lo pagaron por un tiempo. ¿Qué pasó que quitaron esa posibilidad? A mí parecer, pagar a un guardavida además de la cuota de socio, es algo poco visto y poco serio, que da a muchas malas interpretaciones y a sacar rápidamente conjeturas erróneas. El tema es que el que quiere disfrutar de “su club” se ve forzado hacerlo o coartado, pero en cuanto tenga la posibilidad se va a ir sin ninguna duda. –¡Chau club!– Para eso la competencia es muy buena. El imperio romano pensó que nunca iba a caer, por eso es necesario no
ser necios, escuchar los reclamos de las personas, ubicarse en el lugar donde se está–
representando a una institución — y no tergiversar el reclamo, sino hacerle frente con la altura que se merece una institución que va en camino al centenario.