
Amigos, que el amor de Dios esté con todos ustedes.
Todos somos personas, todos fuimos creados a imagen y semejanza
de Dios. Compartimos su “huella”, compartimos esa posibilidad
que nos da de estar cerca de Él.
Por lo tanto, tenemos una igualdad ante sus ojos que no podemos
negar y eso es lo que nos remarcó continuamente Jesús, que no
hay diferencias entre nosotros, y que, por ejemplo, tener bienes
materiales que nos puedan hacer felices, que nos den esa falsa
seguridad, no nos ponen en un lugar superior al resto. Él mismo
nos dijo, “No atesoren tesoros en la tierra, donde la polilla y el
herrumbre los consumen, y los ladrones los roban”, el verdadero
tesoro se encuentra en el cielo.
Tengamos la misma mirada que Cristo, humilde y compasiva.
En aquellos tiempos, en Galilea, Jesús se encontró con un enfermo
de lepra, los mismos estaban obligados a dar aviso de su enfermedad
y a aislarse, pero haciendo totalmente lo contrario, se acercó a
Cristo solicitándole su sanación. ¿Qué hizo el Señor? ¿Lo censuró?
¿Hizo como si no lo viera? No, hizo lo que no era común hacer
en ese momento ante lo dicho por esa persona…-«Si quieres
puedes limpiarme…”. Él le respondió: «-Quiero, queda
limpio…”. No sólo esta persona quedó curada de su salud, sino
que Cristo le devolvió su dignidad.
Existe en la actualidad alguien que se haya preocupado de igual
manera por la dignidad de sus semejantes? Pregunta que tardaremos
en encontrarle una respuesta.
No podemos olvidar del encuentro en el pozo con agua de Jesús y
la mujer samaritana, en el cual le pide de beber, algo que en el
momento no era bien visto. Lo mismo con la mujer hemorroísa
que ingresó en medio de la muchedumbre y tocó su prenda de
vestir, o la hija de Jairo, su trato con las mujeres siempre reflejó su
tierna compasión por las personas. Por eso, así como Dios nos
entregó a su Hijo para nuestra salvación, y su Hijo fue todo amor,
reflexionemos de cuánto Dios nos ama y abramos nuestro
corazón a su amor y su gracia, recordando que la venida de Cristo
es la luz que vence las tinieblas y la esperanza para cada uno de
nosotros. Renovemos nuestra fe en esta Navidad y que la luz de la
presencia del Niño Jesús ilumine cada una de nuestras familias!!!
Bragado, 21 de diciembre de 2024