Leyendo la nota escrita por Lisandro Prieto Femenía, ¿Se volverá a poner de moda decir la verdad?, plantea que en esta época se la denomina “post – verdad”, en el sentido de que se ha relativizado el sentido del decir veraz en torno a los acontecimientos.
Para llegar hace una gran (y excelente) historia de cómo se fue gestando (el valor de) la
verdad en la cultura Occidental, y se coloca en el tiempo de la postmodernidad, para
mostrar que a través de la “post verdad”, el concepto “verdad” ha surido un gran
desprestigio, y que se ha relativizado.
Podría pensarse que en Occidente hubo un grupos de pensadores, allá por el siglo V a. C., llamados los sofistas, que en líneas generales planteaban un relativismo cercano a este: Protágoras, tenía dos grandes máximas para ser el tutor de niños adinerados de esta época: la primera: “el hombre es la medida de todas las cosas, tanto del ser de las que son, como del no-ser como las que no son”, y la segunda, es parafraseada a partir de que no creía que existiese algo así como la esencia de las cosas, por lo que dos argumentos contrapuestos no llevaban a la exhibición última de la verdad.
También podemos encontrar a Gorgias, que de este autor nos han llegado tres textos
(supuestamente) completos, el primero Sobre el no-ser, que plantea las bases de lo que actualmente conocemos como nihilismo, a partir de tres premisas claras: la primera, nada es; la segunda, si algo existe, es impensable; y, en tercer lugar, si puedo pensar ese existente, es imposible poder comunicarlo a los demás; otro de sus libros, es el Encomio de Helena, en el cual muestra las partes negativas que tiene el logos, a partir de mostrar la pretensión y el engaño, y muestra la decadencia que se tiene en los discursos que se erigen como venidos de “Mesías”. El tercer libro texto: Defensa de Palamedes, donde Gorgias cuenta su versión del caso de Palamedes, quien fue acusado injustamente de traición por Ulises, y Palamedes no logra convencer a los jueces por que no existente concordancia entre el lenguaje expresado y la realidad.
Otro exponente de los sofistas es Antifonte, que plantea un relativismo en torno a la
cuestión legal, debido a que si se comete un ilícito y no se encuentran (podemos agregar evidencias), la persona que ejerce el hecho delictivo, escapa a la cuestión del castigo, y lo que se considera como parte de su obra, lo que nos llega es que muestra que hay un relativismo en torno al ejercicio de las cuestiones basadas en los usos y costumbres que se ejercen en el ámbito social.
El relativismo que actualmente se muestra en diversas áreas, no es nuevo sino que tiene varios siglos de tradición, y siempre va a encontrar ciertas expresiones dentro de las cuales se pueden ejercer con diversos objetivos, y también se pueden mostrar las diversas intenciones que suelen suscitar el hecho de practicar el relativismo.
Más cercano en el tiempo, Schopenhauer al no poder estudiar con Hegel, se enoja con este y escribe un libro que se llama El Arte de tener razón en 38 estratagemas. Los que sostiene en estas 38 estratagemas es que no importa lo que se diga, sino que lo importante es ganar la discusión.
Pero me gustaría centrarme en un pensador que aún vive, que nació en 1929, y su nombre es Jürgen Habermas, un pensador (uso esta palabra, porque su trabajo no se centra en grandes abstracciones filosóficas, sino en formas de intervención social), que plantea como centro de su producción la modernidad, y le brinda dos características centrales: la primera, que existe una conciencia peculiar del tiempo y, la segunda, se encuentra en el auto- cercioramiento que trae consigo la transformación de la temporalidad en la conciencia moderna.
Esta Modernidad planteada por Habermas tiene un registro de lo que llamamos Ilustración, es decir, de aquel proyecto que planteaba de valerse por el propio entendimiento, pero que dividía, el ámbito privado, el cual era ejercido en la privacidad más absoluta, y el ámbito público, el cual se basa en la obediencia. Pero Habermas le establece una secularización, entre lo que denomina “Sistema”, en el cual ubica el Estado y el mercado, que tiene la función de la reproducción material y logra integrar a través del poder y del dinero, y el “Mundo de la vida”, que tiene la función de la reproducción cultural, y que se logra integrar a través de la acción comunicativa, y las áreas que la integran son la familia, la sociedad civil, las instituciones culturales y educativas, etc., y a través de la acción comunicativa, se produce la colonización del “Sistema” en el “Mundo de la vida”.
Habermas en este contexto busca plantear su concepto de verdad a través de observar
diversas formas de entender la lengua y la filosofía, sobre todo desde el Siglo XVII a la
actualidad, sobre todo a partir de la lectura de Ludwig Wittgenstein, que plantea que a
través del lenguaje se puede mostrar el pensamiento, por lo que solo es posible pensar el mundo a través de la producción de signos, y planteaba que la verdad, se muestra cuando no se puede describir los hechos con una proposición sin repetir exactamente la proposición que los describe, por lo que solo se puede acceder al mundo a través del lenguaje.
Habermas toma esta postura y plantea una teoría consensual, a partir de que si se accede al mundo a través del lenguaje, la verificación de una proposición no puede consistir en examinar su “correspondencia” con los hechos, sino que la verdad de las proposiciones solo puede fundarse en otras proposiciones, y que estas proposiciones aniden argumentos en un discurso dialógico.
Esta posición nos la ha enseñado Platón en sus Diálogos, ya que siempre ha hecho de el proceso del discurrir un encadenamiento argumentativo para poder llegar a la verdad.
Lo que yo observo de cómo se erige la verdad, es que como sociedad se está buscando una persona, o mejor dicho un líder con delirios mesiánicos, que nos guíe hacia una tierra prometida, y que entre sus estratagemas que se conforman a través de bombas de humo la sociedad se muestra como obnubilada, y que no es capaz de ejercer el pensamiento crítico.
Quizás por la diversa proliferación de vehículos de la información se ha mostrado que la verdad es innecesaria y es un decorado en el orden discursivo, pero creo que es necesario recuperar el sentido de la discusión adulta, con argumentos, para poder arribar a una consolidación de la mayoría de edad, tan necesaria y que tan bien haría a la construcción de una sociedad mucho más sana.