
Theodor Adorno, en sus últimas conferencias que dictó en Universidades alemanas, en las cuales se preguntaba porque existían en los márgenes de la sociedad grupos cercanos a la extrema derecha y que iban conquistando distintas formas de llegar al poder.
La pregunta central de Adorno en estas conferencias consistía en intentar saber que pasaba en las sociedades que aun sabiendo las atrocidades que habían cometido las dictaduras europeas (el franquismo, el fascismo italiano, el nacionalsocialismo y el stalinismo) todavía seguían teniendo adeptos.
Estos grupos se caracterizaban, siguiendo la línea argumentativa de Adorno, de propagar numerosas noticias falsas, acerca sobre todo de las personas que no se sienten alineadas y que no comparten estos valores tan radicales, con cercanía al odio y al abandono de las personas.
También estos grupos suelen actuar como grupos paraestatales cuando las ideas de extrema derecha llegan a lugares de poder y crean organizaciones que empiezan con agresiones verbales y terminan ejercitando la violencia física contra los disidentes.
En la Argentina, está en el poder Javier Milei, un presidente con una alineación de ideas muy radicalizadas, que según el, son de la extrema derecha, y que ha hecho conferencias reivindicando estas ideas. también su círculo íntimo y/o cercano tiene ideas bastantes distópicas, con agresiones a las minorías sexuales, como por ejemplo uno de sus biógrafos, Nicolás Márquez, dice que los homosexuales son invertidos, que viven menos y que tienen propensión a las adicciones y al suicidio; otro de su círculo íntimo, Agustín Laje, ha criticado los movimientos feministas con bastante dureza y sin profundidad.
Todo esto hasta ahora fueron críticas ejercidas en determinados lugares, como programas de tv, en entrevistas diversas realizadas con amigos periodistas que no preguntas sino que hacen preguntas capciosas sin fundamentos, para que puedan repetir su cassette ad infinitum, sin aceptar repreguntas o preguntas que los saquen de las casillas.
Lo que plantea Murray Rothbard en Por una nueva Libertad. El manifiesto libertario,
plantea en la pag. 42, que el axioma central del credo libertario es la no agresión contra cualquier persona o su propiedad, y que si bien los libertarios difieren de la postura emotivista, también difieren de la postura utilitarista, y, también, difieren de la postura individualista, para concebir como concepción propia el derecho universal a la propiedad de uno mismo, que es el derecho que todas las personas tienen solo por ser seres humanos.
En esta semana personas cercanas al presidente Javier Milei lanzaron, por un lado, la
fundación Faro, que es un lugar donde se busca organizar las ideas (supuestamente)
liberales y según se sostienen su misión es contribuir al desarrollo económico, político y social del país, librando una “batalla cultural”, y su director ejecutivo es Agustín Laje.
También se lanzó una agrupación “Las fuerzas del cielo”, y esto lo hicieron con una
estética cercana al nacionalsocialismo, y se encuentran en su formación: funcionarios
nacionales, legisladores e influencers, que siguen fielmente a Santiago Caputo (Ministro de Economía).
Estas dos organizaciones repiten a rajatablas: “El liberalismo es el respecto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el PRINCIPIO DE NO AGRESIÓN y en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad”.
Todo esto que se dice de una manera casi mántrica, por supuesto, no lo respetan por en sus redes sociales viven agraviando, injuriando a las demás personas, y haciendo señales obscenas en ciertos actos.
Estas personas plantean una doctrina justificacionista de la dictadura militar, debido a que había que actuar de alguna manera porque había una guerra (casualmente la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, formaba parte del “bando” contrario).
Estas personas se presentan como “El brazo armado del gobierno” y que van a llegar
“Hasta las últimas consecuencias”, y, también, dicen que son “La guardia pretoriana” del presidente Javier Milei.
Toda esta “batalla cultural”, lo que hace es agredir, insultar, estigmatizar al otro, doxxear a los que piensan distinto, y, esto sucede mientras se está desmantelando lo que tanto orgullo ha dado, y lo que tanto nos diferenció del resto del mundo: la salud pública, la educación pública, y toda la cultura que pudimos exportar.
La “batalla cultural” parecería ser que consiste en estar desmantelando los hospitales
nacionales de alta complejidad, como el Garrahan, que a partir de que hubo un aumento, que no salía de los impuestos, debido a que tiene una organización autártica del Estado, el presidente se lo vetó y luego los tuvo en una guerra sin cuartel todo el año.
También esta “batalla cultural”, se manifiesta en el desfinanciamiento de la Educación
Pública, de las universidades, y de toda la educación a niveles inferiores que depende del Estado, quizás sea más productivo poseer ignorantes para poder dominarlos.
Todo este avance, a través de gritos, insultos, estigmatizaciones, que se ejecutan en
organizaciones con estética que se creía erradicada, y donde si se piensa distinto, o se elige un modo de vida distinto, ya es cuestión de estar insultando y maltratando a las personas.
Esto también va acompañado de acusaciones a periodistas, que plantean sus dudas y sus cuestionamientos, que encubrían el maltrato físico que el ex presidente Alberto Fernández ejercía sobre su ex pareja Faviola Yañez.
Todo esto resulta muy inquietante como que quieren una única forma de pensar, un
acompañamiento donde lo que sea una opinión distinta sea silenciada, donde una duda sobre una acción de los representantes sea respondida con insultos o con gestos obscenos.
Esto a 40 años de democracia ininterrumpida no habría ni siquiera que pensarlo, habría que mostrar una madurez colectiva donde las diversas ideas sean puestas en un debate que genere interés y que muestre que los conflictos se solucionan como gente adulta.
La verdad que esto es una preocupación que vuelvan esas épocas que tanta herida a causado en la sociedad, y que tanto malestar sigue generando, porque son heridas que no van a poder cerrarse de manera definitiva, pero podemos colaborar a que por lo menos duelan menos con un poco de sensatez.