Con un gobierno nacional que no reconoce la violencia siendo violento, que no reconoce la lucha ni la sangre de nuestras muertas; con un gobierno local que hace como que «trabaja» en género y ni siquiera en esta fecha hubo «ruido», quizá por la falta de interés o quizá porque muchos dentro del gabinete tienen antecedentes entonces resultaría contradictorio realizar acto alguno.
Con más de 200 femicidios y 576 intentos de femicidio en lo que va del año, no podemos apelar al milagro de seguir vivas; se necesitan políticas públicas reales y condenas ejemplificadoras. Somos el único país que votó en contra de erradicar la violencia de género, también somos parte de una ciudad que en una jornada de lucha y reivindicación por los derechos de las mujeres no se haya hecho nada para visibilizar pero sí se recuerda el aniversario de un teatro; ese es el orden de prioridades que tienen nuestra gobernantes, el interés está a la vista ya que en este día se anunció castraciones, escrituraciones de viviendas y jornada de sensibilización por el hiv…¿Y dónde estamos nosotras?. Nosotras que no aguantamos ni un ajuste más, ni un derecho menos, ni más muertas, ni más huérfanos, ni más precarización laboral (los «sueldos» no alcanza ni para pagar un alquiler), ni más violentos con poder, ni más abusos; basta de violencia física, sexual, laboral, política, basta de querer subordinarnos, basta de opresión, basta de quienes cobran por «cuidarnos» mientras revictimizan y multiplican esta realidad social con su ineptitud; basta de achicar gastos del estado con la vulnerabilidad de las mujeres a modo de escarmiento, queriendo disciplinarnos.
Fomentar políticas para las víctimas es brindar herramientas para poder salir de los entornos violentos y contar con ayuda económica para poder realizarlo, es acompañar día a día (no con un llamado cada tanto), que tener acceso a la justicia (cada vez más lejos), medidas hacia la equidad, aumentar la conciencia pública, transformaciones a nivel judicial, entre otras cosas; pero lo fundamental es la lucha contra un sistema capitalista que perpetúa la violencia contra las mujeres a través de las instituciones.
Sobrevivir es para pocas, vivir es casi un milagro, pero a morir es gratuito; no nos encuentran muertas, nos matan y nos descartan. Es por eso que debemos hacer sentir mediante las urnas y la lucha que juntas somos más fuertes, porque el mundo se cambia haciendo presencia y sin olvidar las huellas que nos dejaron sin permiso ni las cicatrices en común.
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