
Día Mundial de la Alimentación
Teniendo en consideración varios factores, como la tierra, el clima, la población activa en capacidad de trabajo, entre 15 y 64 años –66, 1% en 2022, según INDEC– ¿Por qué la canasta básica alimentaria en la Argentina, representa un porcentaje tan alto en un sueldo básico? En el día Mundial de la Alimentación, el 16 de octubre –mitad de mes– miles de hogares argentinos, no tendrán para comer. –¿No es absurdo, teniendo tantas malo para la tierra?–¿Qué nos está pasando?– ¿El clima es el problema? –¿Será que somos perezosos? Fácilmente, podría decir que la humanidad está involucionando.
Hace algunos años atrás, viví una experiencia anormal en España, con cincuenta euros tuve que arreglármelas para comer dos semanas, esto representaba de un sueldo promedio el cinco por ciento — si bien había en la alacena algo almacenado, no era lo suficiente para pasar 15 días– para la sorpresa de muchos españoles, no solamente se pudo comer, sino que me di el gusto de tomar un cervecita. Esto me lleva a pensar lo mal que vivimos en la Argentina, la diferencia es abismal, o la comida en España es regalada o aquí es un robo a mano armada y legal. Estamos hablando que, la comida es un bien esencial, que a pesar de que tenemos recursos — buena tierra, un clima que aún permite sembrar y cosechar, y personas que pueden trabajar– estamos en una situación crítica, paupérrima.
No podemos normalizar que la comida sea un lujo, es algo vital para cualquier persona, familia, sociedad, que quiera “vivir” dignamente, crecer y multiplicarse. Pues convengamos que si bien la cantidad no hace a la calidad, a la hora de la verdad, la cantidad ¿en un salto puede mover el eje de la tierra? –claro que es un mito, una metáfora– pero es una ventaja en la producción masiva, abarata la mano de obra, que a su vez bajo los precios y nos hace ser menos competitivos. O sea, la cantidad también importa. Mi papá decía, bolsa vacía no se puede parar y bolsa llena, no se puede doblar. –Un dicho que es atemporal–. Que desnuda la verdadera razón de porque los niños no aprenden en la escuela, que las jornadas de trabajo sean sumamente pesadas, y que a las personas mayores bajen sus defensas –pues o comen o pagan los medicamentos– y todo esto, termina siendo un problema, es el perro que se muerde la cola. Vueltas y vueltas al mismo punto de partida, fracasamos como sociedad. No nos está dando resultados el camino andado, ni los desandados. –¿Será que tendremos que volver a la economía de sustentación? Una economía de subsistencia, donde el sistema económico era lo propio en una sociedad preindustrial, basándose en la agricultura principalmente.–¡Quizás!– Tal vez algo se nos está escapando de las manos, hay algo que aún no entendimos, quizás no solo de pan vive el hombre –aunque sea necesario– quizás el criar nuestras propias gallinas, los distintos animales de granja, no era tan grave comparado con el hambre. ¿Tendremos que rever nuestros fundamentos? Creo que sí.