Nietzsche en 1873 publica un texto llamado Verdad y Mentira en sentido extramoral, en la cual plantea que no hay solo dos valores, que abarcan no solo la ética, sino otras áreas de conocimiento.
La historia de la filosofía, ha mostrado que la mayoría de los pensadores han intentado
demostrar que debe haber una “tierra de la verdad”, y que debe haber un camino certero que nos alcanza en esta caminata, y todo lo que nos aleje es falso.
En este peregrinar debe conducir a la tierra de un valor ineludible y hacia un fin
incuestionable de su labor. Es decir, que hay un largo camino que se debe andar para llegar a la verdad y que es en este contexto que todo es reducible a dos valores.
Para Nietzsche hay varios valores que no se conectan de manera lógica, porque hasta
Nietzsche todo lo que no es verdadero, es falso, y viceversa.
Nietzsche busca plantear que los lugares para plantear los problemas filosóficos
existenciales, no los hace de un lugar céntrico sino que lo hace desde algún lugar (cuasi) marginal: desde un rincón del universo, y como el hombre comparado como animal, no tiene las características de defensa que sostienen los animales, es decir, el hombre no tiene garras, o dientes filosos, pero tiene logos (razón) y con esto puede crear diversas figuras retóricas y anquilosar todo en conceptos, creando universalizaciones que pueden ser erradas.
Esto si lo traspolamos a nuestra realidad vemos a un presidente, Javier Milei, que plantea que si no se apoyan las ideas libertarias, si no son ideas de derecha extremas (que han tenido varios representantes y vale pensar como se ha terminado con esas ideas: Martinez de Hoz, Cavallo, Sturzeneger, Caputo, etc.), y lo que no se piensa de esta manera son tratados como “zurdos de mierda”, establece que hay una distinción entre argentinos de verdad y argentinos de tan de verdad.
El presidente vive ejercitando la gestión pública (o lo que queda de ella) como si estuviera hablando en la red social X, con un lenguaje un poco “adolescente” (por no decir infantil) con referencias al ano de los mandriles, peleándose de manera infantil con artistas, con economistas (generalmente catalogados de derecha, que le indican que hay errores en su sistema), con periodistas (a los que denomina como ensobrados, o como lo hizo en el acto de Parque Lezama que los catalogó de “hijos de puta”).
Desde este punto de vista que plantea Nietzsche, lo que hace el presidente es buscar crear un concepto donde los que no piensan como el, son personas diferentes, y que se los puede considerar inferiores (recordemos que el presidente en campaña dijo: “somos superiores hasta estéticamente”), y Nietzsche lo plantea en la cita siguiente: “La omisión de lo individual y de lo real nos proporciona el concepto del mismo modo que también nos proporciona la forma, mientras que la naturaleza no conoce formas ni conceptos, así como tampoco ningún tipo de géneros, sino solamente una x que es para nosotros inaccesible e indefinible. También la oposición que hacemos entre individuo y especie es antropomórfica y no procede de la esencia de las cosas, aun cuando tampoco nos aventuramos a decir que no le corresponde: en efecto, sería una afirmación dogmática y, en cuanto tal, tan indemostrable como su contraria”
También demuestra que el presidente crea afirmaciones dogmáticas, y crear una maravilla de descontextualización constante, para demostrar que es una persona que tiene la posesión de verdad, es decir, que quiere ser veraz, para crear metáforas y que estas se conviertan en latiguillos usuales, y que a partir de estos se crean un acuerdo que vinculan a la gente de su sector.
El presidente, a partir de estas construcciones, busca tener su rebaño, es decir, que lo que busca crear un núcleo que lo siga ciegamente sin importar lo que se diga, sino que lo único que importa es como se diga, pensemos que tiene una habilidad para transformar su discurso en una serie de deformaciones que es sacada a partir de una descontextualización hecha adrede.
En este sentido se entronca con lo que Nietzsche plantea en la pregunta acerca de que es la verdad, y la muestra como “una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son ilusiones de las que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han perdido su troquelado y no son ahora ya consideradas como monedas, sino como metal”.
Es decir que desde el más alto poder estatal se tergiversa todo en favor de crear una “verdad distorsionada”, que es vendida como una verdad absoluta sin remedio, creando una honestidad (en torno de suma particulares de cosas honestas), que no buscan ser una honestidad conceptual y abstracta.
Se puede ver que Nietzsche busca mostrar que lo extramoral consiste en que la polarización entre los dos valores establecidos: valor y mentira, se muestran como que no son los únicos, a partir de que se los presenten como únicos, sino que alteran esos valores que (son por así decirlo) establecidos y crean los valores nuevos, habiendo dos valores ahora lo verdadero y lo falso establecido y los creados.
Las ideas de “las fuerzas del cielo” que se materializan en los mensajes de X que publican los libertarios y como los replica el presidente, muestran que esta creación de los conceptos tan denigrantes e insultantes creando “sociedades discursivas” que lo único que hacen es reivindicar épocas negras de nuestra historia, denigrar a los, que en sus casa, ejercen sus actividades de la manera que lo sientan, y, este ejercicio se hace de manera cruel.
Esto se demuestra cuando se refieren a los trans como “traviolos”, por ejemplo, es decir, que el insulto es una carta que juegan y perfeccionan para usarlas, y acompañarlas con mostrar los datos de su vida y con estos sean amenazados y amedrentarnos.
Cada uno de estos actos crea valores en diversas áreas que son trastocados y estos valores que son trastocados, y que son mostrados como espejos en los cuales se incluyen diversas situaciones para crear enemigos donde no los hay.