
El 15 de octubre es el día mundial del bastón blanco, aquella compañía indispensable
para las personas ciegas. Su historia comienza en 1921, cuando James Biggs, un
hombre ciego, pensó en una herramienta guía y a la vez una forma de dar a conocer
su discapacidad ante la gente.
Esta herramienta ganó popularidad gracias a una mujer europea. Ella, cansada de ver
la inseguridad que las personas con discapacidad visual tenían para movilizarse,
decidió enviar una nota a un periódico. Su reclamo fue oído y un tiempo después se
donaron 5000 bastones blancos.
Hoy en día, el bastón cumple totalmente las expectativas de su creador. De hecho hay
distintos colores que identifican las distintas discapacidades:
Bastón blanco: ceguera total.
Bastón verde: baja visión-disminución
visual.
Bastón rojo y blanco: ceguera y sordera.
También hay varios tamaños dependiendo
de la altura de la persona.
Aunque algunas personas se niegan a usarlo por vergüenza, para mi siempre fue
como mis ojos. Me lo enseñaron a usar alrededor de mis 4 años y desde ese entonces
me da seguridad al momento de caminar sola por un lugar desconocido.
Ahora, a mis 17 años, estoy aprendiendo a movilizarme sola. Y aunque a veces me resulta difícil por los obstáculos, las veredas rotas o los perros sueltos; la gente es muy solidaria y está siempre dispuesta a ayudar. La ciudad es muy tranquila y fácil de transitar. Y el bastón un buen compañero de vida al que agarré cariño.
Y vos, ¿conocías esta historia?