
Me encanta la Fiesta del Caballo –verdad– no soy una detractora como algunos creen, tampoco emito juicio de valor con mi opinión (Crítica no es), tampoco creo que las masas tengan razón siempre — de hecho las masas, fueron las culpables de crucificar a Jesús o del holocausto judío; por indiferencia, por miedo, por soberbia de un pueblo que se creyó mejor que otro — tampoco “mala onda” “ni pesimista” como dicen por ahí, menos llevó agua a mi propio molino. Siempre perseguí la verdad–haga lo que haga–en este caso, escribiendo una simple nota. Algunos pueden gustarle o no, “al que le quepa el poncho, que se lo ponga”, como dice un dicho español, “se cuentan las cosas como a cada uno le va en la feria”, y en mí caso queridos lectores no tengo ningún puesto, no vendo “choris” ni soy política, tampoco pretendo ser políticamente correcta en el ámbito informativo –no soy periodista– sí en cambio, una persona que habla con otras personas, que escucha la opinión de la gente, analiza, estudia, ve y saca sus propias conclusiones para llevarlas al papel desnudas.
Mentira, que es la mejor Fiesta del Caballo que hubo en Bragado. Verdad, que estuvo amena. Mentira, que era accesible para todos los bolsillos. Verdad, que hubo mucho mate y torta frita. Mentira, que hubo más borrachos que otras veces –siempre hubo, los hay y los habrá– Mentira, que la seguridad alcanza en un Bragado cada vez más inseguro. Verdad, que los esfuerzos para hacer que la fiesta funcione están y se notan. Mentira, que es una feria de artesanos. Verdad, que muchos puestos que han venido otros años no vinieron, porque les pareció excesivamente caro lo que les cobraban. Mentira, que los ánimos estaban de fiesta (Ejemplo: “los comerciantes de Bragado están hasta la coronilla por la competencia desleal»).Verdad, que hubo muchos turistas a pie, esos que vienen a pasar un rato la mañana y la tarde. Un día antes de que arrancara la fiesta, los hoteles aún tenían disponibilidad. Mentira, que no hubo incidentes en la laguna. Verdad, que todo el mundo opina, es condición humana. Mentira, que todos los bragadenses se sienten orgullosos de su fiesta. Verdad, que el sonido, las imágenes, la puesta en escena publicitaria es muy buena. Mentira, que no se hicieron cosas mal, en síntesis, verdad que siempre se pueden mejorar.
¡Enhorabuena Bragado! Por cumplir más de medio siglo con un proyecto cultural, como es la Fiesta del Caballo, no es fácil llevar a cabo una propuesta de esta envergadura, tan osada. Siempre lo dije, y lo seguiré sosteniendo, un pueblo sin identidad tiende a desaparecer. Los argentinos tenemos la obligación de defender nuestras costumbres y raíces, es aquello que por ejemplo a otros países –como a España– lo hace diferente a nivel turístico, cultural y comercial. “Somos lo que hacemos día a día, de modo que la excelencia no es un acto sino un hábito”–Aristóteles.