Como ya detallamos anteriormente; https://elcensor.com.ar/2024/08/31/indignacion-de-los-vecinos-por-la-decision-del-municipio-de-pintar-las-letras-de-la-entrada-donde-esta-el-caballo/
Lo familiares de Dario Marano y muchísimos vecinos rechazan el avasallamiento que el gobierno que encabeza Sergio Barenghi, quiere realizar con las letras de la entrada a Bragado, donde por los caprichos de Jose Luis Quarleri, quieren pintar las letras con los colores de Bragado, aun no especificado el diseño.
Luego de la manifestación de su propia hija, se sumó su madre, con un escrito para las autoridades y los medios en general.
«En estos días se escucha el comentario de que se va a «intervenir» la palabra BRAGADO que se encuentra junto al monumento del caballo que representa a nuestra ciudad en la entrada del acceso ruta 46.
Como ciudadana y mucho más como madre y en representación de toda la familia, quiero pedirles a las autoridades y a todos los vecinos que respetemos esta obra artística que integra el patrimonio de la comunidad.
La leyenda del caballo nos dice que buscando la libertad, este noble animal, con determinación y coraje se arrojó desde el barranco. Con estos mismos conceptos, mi hijo Dario Marano plasmó cada una de esas letras, y lo hizo con la libertad que mueve al artista, con determinación y coraje, despojándose de prejuicios y exponiéndose a la evaluación de todos los ciudadanos al compartir su obra. Les puedo asegurar que es muy triste pensar que en poco tiempo esas letras serán pintadas y que lo que Darío quiso expresar, con esfuerzo y pasión, quedará en el olvido. El monumento al caballo y el nombre del pueblo es un producto artístico en el cual los autores nos han dejado parte de su alma, ya que el artista en su trabajo expresa sus sentimientos, sensaciones y emociones. Esta obra nos muestra como somos como pueblo y quienes somos los bragadenses. Sigamos siendo constructores y creativos, valoremos y cuidemos lo que ya tenemos. Deseo que Darío, desde donde esté, vea que aquí estamos para cuidar su obra.» Ana María Cittadini
