
Hoy quiero dedicar esta columna, dado que ayer, se celebró el DÍA DEL AUXILIAR, a
todos mis colegas, absolutamente a todos de todos los establecimientos educativos de nuestra ciudad, con algunos me llevo muy bien, con otros me llevo muy mal, pero como dirigente gremial, cada vez que me precisaron, no dude en estar, a pesar de que algunos dicen que no hago nada, ja, ja. Cuando escribí la nota titulada “La hoguera de
las vanidades”, y aclaré que duele escuchar verdades, en esta ocasión voy a ser terriblemente antipático soberbio y resentido, si la otra nota me costó que media escuela técnica, me dejara de hablar con esta me van a terminar de odiar, pero en los 24 años que llegó en el establecimiento, no me callé la boca, menos me voy a callar la boca ahora, y si no le tuve miedo a Darío Balerdi, que fue un “dictador”, un patrón
de estancia, menos voy a tener miedo a quienes les quepa el sayo.
Durante las actividades de los 100 años de la escuela, se homenajeo a los docentes fallecidos, no a los auxiliares, fallecidos, cuando se invitó a tomar el té a los maestros jubilados, no se invita los auxiliares jubilados, esa discriminación a más de uno del dolió en el alma, y eso me consta.
Ya conté lo que me dolió a mí no poder ingresar a la cena del reencuentro después de haber estado fogoneandola durante más de un año, como me dolió que no se haya invitado al ingeniero Aníbal Grosso, SIENDO UN HOMBRE GRANDE, QUE FUE EL QUE DIO LA CHARLA donde se decidió que la escuela se llame a partir de ahora; “Pedro Rodolfo Núñez”, y ahora voy a contar unas cosas que en su momento lo dejé pasar y ahora no me puedo callar más.
Un día una docente que no voy a nombrar para no comprometerla, y sus alumnos me pidieron a mí y a mis compañeras si les podíamos prender la estufa del a salón porque estaban muertos de frío, pero como la estufa no estaba en condiciones había que repararla y nosotros no tenemos ni las herramientas ni los conocimientos para hacerlo. Ante eso les pedimos a un miserable, con todas las letras y cínico de m… porque se lo fije en la cara, que por favor viera si la podían hacer funcionar, junto a un sujeto que no me explico, como haber pudo haber sido consejero escolar, felizmente con mandato cumplido.
EL SUJETO EN CUESTIÓN CON LA SOBERBIA QUE LO CARACTERIZA, DIJO
“no la voy a prender así vienen los padres y hacen quilombo, y vienen del concejo escolar y ponen una nueva”.
UNA DE MIS COMPAÑERAS, LE DIJO HAY QUE SER UN POCO MÁS EMPATICO CON LOS CHICOS” a lo que el tipo respondió muy suelto de cuerpo “ustedes son porteros así que no se metan”, encima es ignorante porque somos auxiliares, porteros son los encargados de los edificios, ante esto directamente le dije y me hago cargo no tengo más nada que hablar con voz, cínico de m..”.
Finalmente, poco mis compañeras las buscamos a las docentes y los chicos un salón con una estufa que funcionará bien, y la verdad le cabría una denuncia por abandono de persona, o abuso de autoridad.
En esta ocasión nadie se tomó la molestia de venir a saludarme y la verdad es que me chupa un h…, porque después de lo que paso no quiero ningún tipo de presente ni saludo, estoy harto de que nos pongan como monos de exposición, para decirnos cuanto nos quieren y el resto del año, nos ven como lacayos que levantan sus desperdicios.
Yo simplemente los mandaría hacer nuestro trabajo en primer lugar, lo feo que es limpiar la mugre de otro, en segundo lugar, la mayoría tenemos problemas de columna, y la mayoría de los docentes nos ven como “vagos y haraganes que no saben no donde están parados”
Yo por mi parte no quiero prestarme más a esa pantomima del saludo, si molesté tanto para ir a una cena, también molesto para que me saluden.
Así que, si me ignoran me pone contento, si me alegro por mis compañeras. Aclaró que, a partir de ahora, no voy a una cena de la escuela técnica ni, aunque me lo pidan de rodillas, y ratifico los que dije en la otra nota si “se meten con El Censor se meten conmigo”.
Sergio Lavecchia