
Dijo Rabí Shimón en su gran obra
que pocos la conocen: Zohar se llama
(todos llevamos la divina llama
dentro del alma nuestra), y que cobra
suma importancia en lo que cuento ahora:
yo vi el hilo plateado que sostiene
al alma cuando muere la persona
todos morimos —dice— y de esta zona
ella nos abandona y luego viene.
No le fue dado a Jorge Luis saberlo
pero —según indica el cabalista—
dormir es una emulación de muerte
entonces cuando duermo, es de esta suerte
la práctica del alma que está lista
y se prepara en cada noche oscura
para cuando la muerte verdadera
aquella que una vez nos arrebate
del plano terrenal, en fin: nos mate
podamos ver los tiempos: Será y Era
porque el presente se estanca en la nada.
Yo vi cuando mi alma se elevaba
y conocí los llantos verdaderos
de los buenos amigos, los primeros
esos de mi ataúd no se apartaban
no como otros infames, mentirosos
a los que también vi, que de colados
fueron a condolerse falsamente
y era la mayoría de la gente
que cubría el cajón por ambos lados
nadie los invitó, ¿para qué fueron?
Como yo estaba muerto no podía
tomar algún puñal y acometerlos
matarlos y en mi féretro meterlos
¡qué hipócritas que son!, yo me decía
pero mis labios muertos ya no hablaban.
No me quisieron nunca estando vivo
les pido no lo hagan, ahora muerto
que ven mi pobre cuerpo seco y yerto
a ver si de la bronca yo revivo
y los echo a patadas, mentirosos.
No fui mejor que ninguno de ellos
pero no lloraré lágrimas falsas
la hipocresía cotiza siempre en alza
y la verdad a la baja y con destellos
parece que se apaga para siempre.
Es cierto: Bar Iojái todo no dijo
algunas cosas yo me las invento
sucede que imagino ese momento
y veo los rostros que me miran fijo
solo con compasión ahora por muerto.
Poemario » El somnífero» Emanuel Bibini