En la década de los ’60, en el particular acontecimiento llamado Mayo Francés, muchos intelectuales han intervenido con sus pensamientos, con sus escritos, en fin, intervinieron con su forma de pensar.
Uno de estos intelectuales fue Maurice Blanchot que editó sus diversas intervenciones en un libro llamado Escritos políticos. En 1983 con un redefinición del mundo Blanchot revisa sus escritos en un texto denominado Mayo del ´68.
Para contextualizar este texto es necesario atender que en los ´80 hay un rediinición de la izquierda tanto por condición epocal, como en la división de lo que es llamado “primer mundo” (EE. UU.), el “segundo mundo” (U.R.S.S.), y el “tercer mundo” (los países menos industrializados y que dependen de los organismos externos para poder tener dinero).
El “tercer mundo” es una zona en ebullición a partir de ideas de liberación nacional (en los países más “tercermundistas” del tercer mundo), el surgimiento de la teoría decolonial, y la falta de conocimiento para poder construir un sujeto político.
Cuando Blanchot escribe este texto plantea que en esta época aunque no hay un proyecto colectivo, sin una conjuración (o sea sin que la gente se haya aliado entre sí, para poder producir un fin), o sea, que a partir de lo que denomina un encuentro feliz, un encuentro de personas, con los mismos ideales, pudieran intersectar en las clases sociales a partir de una comunicación explosiva, es decir, diversas personas, sin distinciones pudieran congeniar como un familiar – desconocido.
Esta comunicación explosiva tiene varias características: debía romper con los hábitos y los privilegios de la escritura clásica; los textos serán anónimos; serán fragmentarios; estos textos cobran sentido a partir de la puesta en común, es decir, que no importa si los textos están publicados o no; los comentarios, las críticas, formarán parte del mismo proceso de investigación.
Según Blanchot, “el lenguaje no está dado en el contenido de los textos ni en su forma, sino en sus relaciones, en el conjunto, por demás necesariamente discorde, que estas pueden constituir. Gracias a esta discontinuidad, a su ausencia de cierre, aparecerá la búsqueda de un lenguaje más radical, que se sitúe fuera del discurso, fuera de la cultura, un lenguaje que, aun siendo declarativo, debería seguir manteniendo el trabajo de una interrogación incesante.
Publicación esencialmente irregular, condenada a la irregularidad tanto en el tiempo como en su formato y formulación. Tres centros, pues, siempre descentrados: el movimiento como consigna de ruptura (las fuerzas originales de ruptura); las posibilidades de ruptura en el espacio del trabajo (relación obreros – estudiantes); la exigencia internacional (relación con los extranjeros)”.
Mayo del ´68, para Blanchot, tiene rasgos contradictorios: angustioso y afortunado, en una sociedad inaprehensible, que no iba a ser duradero, a pesar de las diversas formas de intervención, mediante en los cuales se mostraba un orden pero que ese (supuesto) orden era desordenado.
Como se va de mostrando el Mayo Francés, no era una “revolución tradicional”, no se
trataba de lo que se podía ver como la Toma de la Bastilla, no se trataba de invertir el
mundo que se encontraba conformado en ese momento, sino que era una revuelta, una forma del ser juntos que permitieran la posibilidad a merced de la libertad del habla.
No importaba lo que era dicho, sino que lo que importa es el decir, y se da a través de una comunicación espontánea, que se suponía irrefrenable, y que constituía una auto – comunicación, una comunicación consigo misma, que era horizontal, a pesar de los
diversos obstáculos de los calculadores, es decir, que lo importante era la efervescencia de la comunicación mima, casi pura.
En este contexto, en el que Blanchot está revisando sus escritos del ´68, ya no hay una
marcada antinomia capitalismo/comunismo, debido a que el comunismo ya ha empezado a perder fuerza, y casi no le interesa a nadie, ya no puede imponer medidas sino que constituye una presencia inocente, ya que constituía un carnaval de su propio avance, el de un mandamiento que no manda nada, ni siquiera a sí mismo, contemplando, aun sin poder verla, su propia destrucción.
Esto sucede a partir de una “común presencia”, que no conoce sus límites, es una política merced al rechazo a descartar nada y la conciencia de ser, donde se articula lo inmediato – universal, con los imposible como único desafío, donde no se encuentran voluntades políticas determinadas y, a merced de los diversos sobresaltos a las instituciones contra las cuales no se podía reaccionar.
Al no haber una reacción se desarrolló la contracara que hubiera sido fácil impedir o
combatir. Todo se tomaba como cierto. Al no conocer a los enemigos, de no conocer las diferentes adversidades, se mostraba viva pero se llegaba al desenlace, aunque no necesitaba mostrar ningún desenlace, desde el momento en que el acontecimiento que en ese instante tuvo lugar.
Lo que constituye Mayo del ´68 es una revuelta en un instante que a la vez se hace eterno, donde hay enemigos que se encuentran englobados en la vaguedad llamada “sistema”, donde hay un enemigo claro pero también tiene una indeterminación del porvenir, mediante la cual no hay un proyecto, y hay una común consciencia del ser/estar juntos, en este momento se ha producido un comunismo internacional, es un período en donde las relaciones se dan a través de textos con lenguaje radical.
Mayo del ´68 es un movimiento que elimina la otredad, al ser todos “familiares –
desconocidos”, es un lugar “… donde todos nos pertenece, es decir, que pertenecemos a todo, a nada”.
Para cerrar Blanchot dice “Mayo, revolución por la idea, el deseo y la imaginación, corre el riesgo de transformarse en un puro acontecimiento ideal e imaginario si no dar lugar, renunciando a sí misma, a una organización y a una estrategia nuevas”.