
Ya sean huertas urbanas en balcones, patios y pequeños jardines
No es por falta de espacio, el factor que alientan a la búsqueda de alternativas de producción en pequeña escala. El desarrollo de huertas en nuestros jardines y patios, además de brindar alimentos frescos, también permite reutilizar muchos materiales inorgánicos y orgánicos que suelen desecharse en los hogares y que podemos reutilizar
La producción de alimentos en diferentes espacios,y nuestras casas, favorecen el uso eficiente del agua, la energía y el suelo, ademas ayuda a ahorrar energía, ya que productores y consumidores están más cerca entre sí. De esta manera, evitamos el traslado de las verduras frescas desde puntos alejados, que causa elevados gastos de transporte y perjudica su conservación.
Estas huertas no solo ayudan a aprovechar mejor el agua, también evitan inundaciones, amortiguar el impacto de las altas temperaturas y construir un refugio natural para la flora y fauna autóctonas.
Incluso, se presentan como un medio para recuperar los saberes de nuestros antecesores y compartirlos con las nuevas generaciones.
Este modo, la producción de alimentos en nuestra casa, significa que podamos ser
responsables del sustento propio. Tomando como propio el concepto de soberanía alimentaria
Antes de comenzar con la huerta es importante tener en cuenta una serie de aspectos
fundamentales, como el sol, el agua, las semillas y los plantines, asociación y rotación de cultivos y cercos, barreras verdes y sombras, entre otros aspectos.
La luz solar es fundamental para las plantas, ya que les aporta la energía básica para que puedan crecer. Las hortalizas de fruto y las de raíz deben contar con al menos cinco horas diarias de sol, mientras que las de hoja, requieren tres horas de exposición. El sol constituye un recurso clave para la producción de alimentos y, junto con la tierra, son los recursos limitantes más frecuentes. La escasez de luz directa provocará que las plantas crezcan despacio, débiles y que tengan poco rendimiento y muchas enfermedades.
El agua es esencial para el desarrollo de las plantas, por lo que se debe contar con la cantidad suficiente y segura para el riego. Sobre todo, en verano, la recomendación es disponer de fuentes de agua (canillas, mangueras, etc.) lo más cercanas a la huerta.
Es importante no regar con aguas inseguras, como aguas servidas o que provengan de ríos o arroyos ubicados en zonas industriales. Estas aguas pueden estar contaminadas con bacterias peligrosas, residuos metálicos e hidrocarburos que pueden perjudicar nuestra salud.
Las hortalizas serán tiernas y sanas siempre que reciban agua en cantidad suficiente y con una frecuencia cotidiana. Si el agua escasea, las plantas disminuyen su capacidad productiva. Por el contrario, el exceso de humedad también es perjudicial, ya que provoca la aparición de enfermedades y deteriora la calidad y el sabor de los productos.
Para realizar la siembra, serán necesarias semillas y plantines de especies hortícolas,
aromáticas o florales. Algunos frutales como los cítricos –limoneros y quinotos, especialmente y, en menor medida, los ciruelos y las higueras pueden cultivarse en macetas y contenedores.
Depende de la ubicación de la huerta a la hora de saber si es recomendable construir
barreras con plantas altas –como cañas verdes o secas– que atenúen los vientos fuertes del invierno y eviten el excesivo calor del verano.
También, pueden utilizarse una tela o media sombra para disminuir el impacto de las
temperaturas elevadas. En cambio, si la huerta está en contacto con calles o avenidas muy transitadas, se puede colocar una barrera verde en el frente del cultivo para retener el humo y el polvo ambiental. Por otro lado, en el caso de haber perros o gatos en el predio, se debe generar algún tipo de cerco para evitar la deposición de excrementos en el lugar del cultivo, ya que eso puede transmitir serias enfermedades. Para armar estos cercos, se pueden reutilizar algunos materiales como pallets o tarimas, mallas plásticas, etc.
Es común encontrar suelos de relleno, generalmente con arcillas o suelos con una historia previa que desconocemos. En cualquier caso, es necesario utilizar diversas técnicas agro ecológicas que permitan mejorar y enriquecer la tierra. En ese sentido, cuanto mejor sea el suelo, mejores plantas tendremos.
El cultivo en envases nos ofrece la ventaja de combinar, en las proporciones adecuadas, los materiales que utilizaremos para el sustrato. Un buen sustrato aportará nutrientes a las plantas, retendrá las cantidades necesarias de agua y drenará el exceso de humedad. Para lograrlo, se debe mezclar una parte de tierra negra, tres partes de abono orgánico maduro, una parte de arena gruesa, viruta o cascarilla de arroz o perlitas.
Los recipientes pueden ser espacios de cultivo y una alternativa para producir nuestros alimentos. Para elegir el envase apropiado, se debe tener en cuenta la especie a sembrar, la profundidad a la que se debe sembrar, la densidad y el volumen de tierra que se necesita.
La asociación de cultivos es una práctica fundamental de toda huerta agro ecológica que nos ayuda a optimizar el espacio disponible.
Es por esto que, la clave se encuentra en combinar plantas de crecimiento horizontal con otras de crecimiento vertical, puerros y lechugas, respectivamente o especies de crecimiento rápido rabanitos y lechugas con algunas de crecimiento lento, como zanahorias y repollos.
Por su parte, la rotación de cultivos consiste en no colocar siempre la misma especie en el mismo sitio ni usar el mismo sustrato. De esta manera, se previene el agotamiento excesivo del sustrato y el desarrollo de enfermedades.