Hoy quiero dedicar esta columna a un ícono del tango, que además se destacó desde que era un niño y que escribió una página de oro, en la historia del tango y del lunfardo y de alguna manera estuvo ligado a Bragado, me estoy refiriendo a Julián Centeya.
Recientemente cuando vino a nuestra redacción el joven oriundo de Alberti Emanuel Bibini, cuyo poemario estamos publicando y que recibió una generosa promoción de parte de Alejandro Dolina, nada menos, y como siempre afirmo; no creo en las casualidades sino en las causalidades, ya que el negro es oriundo de Baigorrita, partido de Junín, es decir que fue nuestro vecino de chico.
La cuestión que cuando leí el anterior poemario de Emanuel, que según Dolina era como los escritores del siglo de oro de la literatura española, y ver que las poesías tenían mucho humor e ironía, yo le dejé un mensaje de texto a Emanuel “no era esto, es igual a los versos de Julián Centeya”.
Para Emanuel, con todo respeto y cariño decirle Juan Centeya y “Juan el b…” era lo mismo por lo que primero le hice un resumen de la biografía del mencionado y dado que se entusiasmó y me pidió que le enviara por mensaje texto grabaciones con su voz, cosa que hice dado que en FM Galena 96.9, de paso va el chivo, donde también colaboro. Pasamos permanentemente los versos de “Antología Lunfarda” con su voz, recitándolos.
A esta altura, la pregunta obvia es; ¿Quien es Julián Centeya? La respuesta es fácil; era un niño italiano cuyo padre era un periodista anarquista, perseguido por el fascismo, (cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia) por lo que tuvieron que huir y llegaron CBA con una mano atrás y otra adelante.
El pibe ni bien piso Bs. As. se sintió porteño, aprendió enseguida el idioma, y con sus padres se trasladaron a la provincia de Córdoba. Dado que el pibe era precoz, según algunas fuentes de internet que consulte, aunque parezca increíble se casó a los 12 años y se alejó de sus padres y se vino a capital de la que ya estaba perdidamente enamorado.
Pero no solo se ve de la poesía y había que trabajar así que como todo buen poeta que se precie, tuvo que dedicase a otras cosas para poder hacer lo que le gustaba siendo periodista y con el paso del tiempo también locutor de radio.
Además, fue un privilegiado por destino ya que su esposa era Gory Omar, hermana de Nelly Omar, mi ídola máxima. Esta proximidad con su cuñada hizo que además de escribirle tangos fuera su presentador en las actuaciones en vivo, por lo que fue haciéndose cada vez más famoso y ganó un merecidísimo prestigio, además difundió tanto el lunfardo que se convirtió en un pionero, porque el lunfardo en parte sin dármelas de historiador, es una mezcla de los dialectos italianos como él, una especie de “cooliche”, y nadie mejor que él para entenderlo y divulgarlo como lo hizo.
Como siempre afirmo hay una historia atrás de la historia y esta me la contó otro personaje entrañable de nuestra ciudad a la que algún día le voy a dedicar una columna, al que conocí muy poco, pero al que quise mucho me estoy refiriendo a Jorge Pérez. Corría 1990, yo estabaestudiando periodismo en la vieja y querida Escuela de Artes y Jorge Pérez, destacado periodista, escritor e historiador bragadense, era el director. Jorge había sido el impulsor y fundador de la escuela 1, que hace poco acaba de cumplir sus 50 años de vida.En el gobierno de Osvaldo Oliveros se desempeñó como secretario de Cultura, siendo según él, el primero que tuvo el municipio y el más joven, ya que solo tenía 34 años. En esa época Centeya estaba haciendo un programa muy exitoso en Radio Splendid, Jorge era
fanático y a tal extremo que tenía el “berretín” de traerlo a Bragado, para realizar una charla sobre el lunfardo, en el salón ex Combatientes en Malvinas que reuniría a gran cantidad de gente. Según Pérez ” yo le mandé una nota que estaba escrita en los términos que él utilizaba en esa época. Centeya la leyó al aire y lo tomó muy mal y se burló, para mí fue una desilusión tan grande”, cabe señalar que, como todo genio, Julián no era loco, y tenía un carácter terrible y seguramente pensó que era una cargada y se puso cabrero, y si hubiera aceptado; no habría sido un mito en la historia de nuestro pago chico tenerlo.
Pero por lo menos de mi parte y de Ricardo Perri, propietario de la radio, al ver que nadie lo difunde, siempre pasamos sus versos, y esperemos que una nueva generación lo conozca.
Sergio Lavecchia
Siempre me encantó el lunfardo, pero al vivir tanto tiempo en España lo amé aún más. Escuchaba a los andaluces hablar y me decía: ⸺ ¡Es lunfardo!⸺ Las variedades lingüísticas, al igual que en todos lados, son impresionante. El Andalú o Andalusí como me explicaba un historiador Español, es la raíz del andaluz actual, y como el lunfardo se ha perdido bastante en el tiempo, sin embargo en las calles de Andalucía todavía aún se escucha: ¡Opa…!
Hermosa nota para tener en cuenta.