
En una entrevista el presidente Javier Milei afirma que ama ser el topo que destroza el Estado desde adentro y que parte de esta destrucción es haber bajado la cantidad de ministerios a la mitad, de que haya motosierra y licuadora en los ingresos de las personas, y sus logros en materia económica.
Esta declaración lo acerca mucho a un pensador interesante, actualmente muy de moda, en los ámbitos académicos, que no se dedicó a la filosofía sino que fue filólogo: esta persona es Friedrich Nietzsche.
Este pensador nos propone una filosofía, con un montón de imágenes, para poder explicar sus posiciones y sus diversas explicaciones filosóficas, para poder abordar sus intervenciones críticas tanto con la realidad, como con la filosofía.
En el prólogo a Aurora usa cómo máscara al topo, en el cual es un “animal que cava, que perfora, que mina”, y que trabaja de modo “lento”, que se mete en los intersticios “despacio” los fundamentos de la moral, el origen de las valoraciones, el sentido de los deberes; y, esta labor la hace como topo, trabajando silenciosamente y de manera inadvertida para las personas que contemplan lo absoluto.
Para Nietzsche las personas que contemplan lo absoluto viven en un error, y lo planteo en la Historia de un error o como el mundo se convirtió en una fábula, donde a través de seis pinceladas plantea la historia de la historia de la filosofía como un error, es decir, en el punto 1 dice que Platón al plantear su error de la Idea se plantea como conocedor de la verdad; en el punto 2 esa idea se transforma en la imagen medieval de Dios; en el punto 3 critica a la filosofía práctica kantiana pero que, a su vez, cae en el error de un imperativo categórico que se debe seguir como máxima universal; en el punto 4 plantea que se empieza a despertar el mundo con el positivismo pero cae en que debe explicar hechos de manera concreta y binaria (verdadero/falso), por lo que cae en el error; en el punto 5, esta construcción de lo absoluto no sirve más porque hay que eliminarla; en el punto 6, llega (su alter ego) Zaratustra para poder explicar el mundo real.
Es en este sentido que el topo socava las profundidades de la ética y de sus proclamas sobre lo que está Bien y lo que está Mal, que se convierte en policía del pensamiento, y cuyo accionar es de convertirse en una forma de policía de pensamiento tanto por coerción como por convencimiento. Por lo cual el topo trabaja subterráneamente desde las zonas que infringen una supuesta seguridad, una supuesta habitualidad y la defensa del individuo.
Es en este sentido que el presidente actual Javier Milei, quiere ser el topo que ingresa a la primera magistratura para poder destruir el Estado, que según sus propias palabras “es el violador suelto en un jardín de infantes con los niños envaselinados y atados”, es decir, que se supone que la seguridad a cargo del Estado es ineficiente.
Al igual que el topo nietzscheano, n la campaña presidencial planteo su proceso, como un proceso lento, largo, dijo que es un proceso a 35 años, con lo cual se asemeja a un topo, y lo asemeja a una labor subterránea, que va desmantelando el aparato estatal de manera sistemática, concreta y de manera consecuente.
Así como Nietzsche en el Prólogo de Aurora requiere lectores lentos, que sean pacientes, que no tengan prisa, y que además hagan una comunidad de personas que a igual que él sean amante de lo lento, así el presidente requiere un tiempo lento para que esto sea efectivo y necesita ser en un tiempo prolongado.
También para Nietzsche, este comportamiento absoluto tiene la función de policía porque impide pensar, y es ante quien solo se puede obedecer, por lo que, lo absoluto se convierte en una “interpretación óptico – moral”, por lo que el lector perfecto debe ser lento, y salir de lo absoluto para que pueda pensar.
La paradoja que encuentro es que un presidente que sea plantea como un outsider absoluto, con lo cual se puede pensar en sus propios códigos, y desde su perspectiva cualquier idea opuesta atenta contra las personas, y contra un futuro bienestar.
El mundo aparente nietzscheano consta de cuatro tesis: la primera, es que se construye en una realidad, que se construye de manera indemostrable; la segunda, el mundo aparente es un hecho óptico – moral, mediante la desvirtualización a través de lo absoluto, o sea, que el mundo aparente se convierte en el mundo real y viceversa (se plantea una inversión de los valores); la tercera, las fábulas de exteriorizar el mundo verdadera a un status supraontológico, consigue un empobrecimiento en esta vida, y, en esta realidad; la cuarta esta división en mundo verdadero y aparente, es un síntoma de decadencia, ya que produce un recorte ficticio de la realidad.
En esta realidad construida entre gente de bien, que son quienes supuestamente están siendo beneficiados por este ajuste brutal, y los orcos (que son equiparables con lo que en ciertos regímenes totalitarios a los que son “subnoramales”) quienes se oponen a este ajuste y a esta licuación de ingresos, construye una polarización aparente, y cae en una división social que puede ser indeseable.
Esta construcción del relato con ciertos acercamientos a una construcción arquetípica de las personas, que son hombres y mujeres, y los que practican relaciones homosexuales se los considera como “invertidos”, en la cual se ha denigrado de manera bastante cruenta a quienes se escapan de los ejes establecidos.
Entiendo que la degradación del Estado y el crecimiento del Estado construyendo un “elefante tosco”, con gente acusada de corrupción, con gente que se acerca al amiguismo para poder conseguir un puesto, es absolutamente inútil, y se convierte en un estado ineficiente.
Es en este contexto que la Reforma del Estado debe ser necesaria, pero ejecutada con precisión y no con una obstinada anteojera ideológica la cual se muestra a través de un desmantelamiento masivo y con protocolos inadecuados.
Para finalizar me gustaría plantear una frase que dijo el cómico Enrique Pinti, en la cual afirma que siempre se ha debatido entre la privatización absoluta y la estatización absoluta, y la idea “más saludable” es encontrar un punto medio y que el Estado sea eficiente, y que los problemas que se vayan planteando puedan solucionarse de manera eficaz.